La presión arterial alta es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Por lo general, se suele aceptar como un hecho que las emociones pueden inducir esta condición en las personas. Pero, una investigación reciente señala que las consecuencias psicológicas de tener la presión arterial alta son algo que no debe pasar desapercibido.

Tal parece que padecer este problema puede aumentar la predisposición a presentar estados emocionales alterados. A su vez, dichos desequilibrios emocionales pueden afectar a la calidad de vida de un individuo y empeorar su presión arterial alta. A continuación, analizaremos más de cerca los detalles importantes de este trabajo.

Presión arterial alta

La presión arterial es una medida que utilizan los médicos para saber con cuánta fuerza corre la sangre por nuestras venas. Esto es importante porque la fuerza del flujo sanguíneo puede tener efectos negativos sobre las paredes de las venas y arterias.

Cuando hablamos de presión arterial alta, nos referimos a una condición donde la sangre fluye con mucha fuerza por el torrente sanguíneo. En consecuencia, pueden aparecer diferentes alteraciones que suelen englobarse bajo el nombre de enfermedades cardiovasculares. A la presión arterial alta constante también se le conoce como hipertensión.

Siguiendo esta línea, la hipertensión se asocia con un mayor riesgo de presentar problemas como aneurismas, insuficiencia cardíaca, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares (ACV). También puede generar otros síntomas como vasos sanguíneos rotos o engrosados en los ojos y vasos sanguíneos debilitados en los riñones.

Por otro lado, es común que ciertas condiciones psicológicas como el estrés crónico se asocien con riesgo de problemas cardiovasculares. Pero, ¿es posible que la hipertensión pueda predisponer a las personas a padecer afecciones de salud  mental? Un reciente estudio publicado en General Psychiatry explica que las consecuencias psicológicas de tener la presión arterial alta pueden ser varias.

¿Cuáles son las consecuencias psicológicas de tener la presión arterial alta?

Retomando lo  anterior, el objetivo de la investigación era describir la relación entre la presión arterial y la depresión, ansiedad, neuroticismo y bienestar subjetivo. Con este fin, los investigadores usaron una técnica conocida como aleatorización mendeliana. Este es un método que sirve para evaluar el efecto causal que tiene un factor de riesgo sobre una enfermedad. Para ello, se recurre a la variación medida de genes que ya tienen una función conocida.

En este caso, se tomaron los cuatro rasgos de la presión como el factor de riesgo y el resultado fueron los cuatro estados psicológicos mencionados. Una vez que se realizó el análisis, los autores concluyeron que una de las consecuencias psicológicas de tener la presión arterial alta es el neuroticismo.

En este sentido, las personas neuróticas se caracterizan por ser mucho más sensibles a situaciones adversas que el resto. Por tal motivo, es común que tiendan a experimentar mayores niveles de estrés, ansiedad y depresión cuando afrontan momentos difíciles. Asimismo, tener rasgos neuróticos es un factor de riesgo para el desarrollo de patologías mentales como la depresión clínica, ansiedad generalizada, etc.

Los resultados de la investigación sugieren que  controlar la presión arterial de manera correcta podría reducir el neuroticismo. Al mismo tiempo, menores niveles de neuroticismo se vincularían con un menor riesgo de padecer estrés crónico o ansiedad, lo cual podría elevar la presión.

Implicaciones del estudio

Con frecuencia se realizan investigaciones donde se evalúan las consecuencias físicas que pueden derivarse de estados psicológicos específicos. Por ejemplo, se sabe que la depresión puede producir un aumento de peso abrupto o una pérdida de peso significativa. También, la asociación entre altos niveles de estrés y enfermedades cardiovasculares ha sido estudiada de manera amplia.

No obstante, este trabajo en particular se enfoca en abordar cómo un factor fisiológico puede generar un estado psicológico alterado. En este caso, padecer de hipertensión podría hacernos más vulnerables al estrés, la ansiedad y la depresión. En vista de eso, es fundamental que no solo nos enfoquemos en regular el estrés, sino también cuidar de nuestro cuerpo.

Las investigaciones como esta nos revelan que existe una relación de reciprocidad entre nuestro cuerpo y mente. Ambos se influyen entre sí y cuidarlos de forma apropiada es clave para gozar de una buena salud física y mental. Controlar la presión arterial, comer balanceado, realizar ejercicio con regularidad y chequearnos de manera periódica garantiza nuestro bienestar general.

¿Cómo podemos cuidar nuestra presión arterial?

Si queremos evitar las consecuencias psicológicas de tener la presión alta, lo más recomendable es que acudamos con un médico para verificar cómo se encuentra. Por lo general, una presión arterial saludable es aquella que se halla por debajo de los 120/80 mm Hg. Existen tensiómetros caseros que pueden comprarse en farmacias u otros establecimientos para medir la presión. Aunque, para tener una medida más exacta se aconseja ir con un especialista.

Continuando con esto, es común que se hable de presión arterial alta cuando esta supera los 130/80 mm Hg. También, es elevada si el valor superior está entre 120 y 130 mm Hg y el de abajo está por debajo de 80 mm Hg. Es importante tener esto en cuenta porque el hecho de que el valor inferior este en un valor saludable puede ser engañoso.

En otro sentido, si el instrumento muestra valores por debajo de 90/60 mm Hg, estamos hablando de presión arterial baja o hipotensión. Tanto si tenemos la presión alta como baja, es esencial que consultemos con un profesional para saber qué está ocurriendo. Debemos considerar que la presión arterial puede fluctuar por distintas razones y solo un especialista puede hacer una medición precisa.

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Referencias

  • Cai, L., Liu, Y., & He, L. (2022). Investigating genetic causal relationships between blood pressure and anxiety, depressive symptoms, neuroticism and subjective well-being. General Psychiatry35(5), e100877.

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