¿Tienes la costumbre de dejar para después lo que puedes hacer ahora? Si es así, deberías saber que este hábito se asocia con una mayor probabilidad de padecer problemas de salud mental. Una investigación de la Universidad de Estocolmo señala que existe una correlación entre procrastinación y salud mental. Tal parece que este comportamiento podría ser un detonante para síntomas depresivos, ansiosos e incluso para el dolor crónico.

Es importante señalar que la procrastinación es un comportamiento aprendido como mecanismo para lidiar con ciertas situaciones. Si desarrollamos estrategias de afrontamiento más saludables, podemos evitar esta conducta para no perjudicar a nuestro equilibrio emocional.

¿Qué es la procrastinación?

La procrastinación se define como la acción de posponer con frecuencia realizar tareas importantes para hacer actividades más placenteras o triviales. Para ilustrarlo mejor, imaginemos a un universitario que debe entregar un trabajo que vale la mitad de la calificación de una asignatura. Supongamos que tiene un plazo de un mes para desarrollar el informe y entregarlo. En circunstancias ideales, el universitario comenzaría a trabajar en ello cuanto antes para poder elaborar sus ideas con calma.

Sin embargo, si esta persona tiene el hábito de procrastinar, lo más probable es que posponga la tarea repetidas veces. “Todavía me quedan varias semanas, mañana empezaré” podría decirse a sí mismo todos los días. Pasan los días y de pronto se da cuenta de que solo tiene 3 días para hacer el ensayo completo y entregarlo. Lo más probable es que, debido a la prisa y estrés, pase por alto varios elementos importantes y consiga una baja calificación.

A pesar de haber tenido un mes entero para hacer su trabajo, a causa de su procrastinación, dedicó el tiempo a otras cosas más placenteras. Por ejemplo, fue a fiestas con sus amigos, jugó videojuegos todo el día o hizo un viaje a la playa.

¿Alguna vez has vivido una situación similar? Si tu respuesta es sí, no creas que eres el único. Una investigación de Steel (2007) señala que un 20% de los adultos procrastinan de forma crónica. Por lo tanto, es válido afirmar que se trata de un problema común. Pero, eso no quiere decir que debamos pasarlo por alto. Un reciente estudio publicado en Jama Network Open descubrió una correlación entre la procrastinación y salud mental.

Procrastinación y salud mental: ¿cómo se relacionan?

Continuando con lo anterior, el objetivo del estudio fue averiguar si el hábito de la procrastinación se vinculaba con una salud mental deteriorada. Para ello, el equipo de científicos de la Universidad de Estocolmo registró los hábitos de 3.525 estudiantes universitarios a lo largo de un año.

Los participantes del estudio llenaron escalas de autorregistro sobre ciertos aspectos de sus vidas con puntuaciones. La escala iba desde el 1 (rara vez, no me representa) al 5 (siempre, me representa). El puntaje se sumaba y para obtener una calificación que iba entre 5 y 25 para medir el nivel de procrastinación de los estudiantes.

Tras analizar los datos, los autores concluyeron que los estudiantes con altos niveles de procrastinación mostraban una salud mental deteriorada nueve meses después. Entre ellos se observaron síntomas de depresión, ansiedad, estrés crónico y dolor paralizante en las extremidades superiores. Entonces, en efecto, hay una correlación entre procrastinación y salud mental, donde la última se ve afectada.

De igual manera, se comprobó que los procrastinadores presentaban comportamientos nocivos con mayor frecuencia. Entre estos se incluían factores como el consumo de alcohol y nicotina, sueño insuficiente, sedentarismo, soledad y problemas económicos.

¿Por qué la procrastinación afecta a la salud mental?

Algo que debemos saber sobre los estudios correlacionales como el anterior es que no señalan una causa y efecto. En una correlación, lo que nos indica la investigación es que cuando aparece una variable, la otra también aparece o incremente su intensidad. Es decir, que el trabajo muestra que cuando hay procrastinación, es más probable ver problemas de salud mental en las personas.

Por esa razón, es necesario realizar más investigaciones para comprender de qué manera la procrastinación afecta a la salud mental. Los autores del estudio describen la procrastinación como un hábito relacionado con la impulsividad y distraibilidad. Así, podríamos decir que una persona impulsiva y distraída suele procrastinar más. A su vez, el hecho de procrastinar aumenta la probabilidad de tener problemas emocionales.

Del mismo modo, es necesario entender que la procrastinación demuestra baja autorregulación, lo que significa que hay poco control del propio comportamiento. En la universidad, hay menos estructura para los estudiantes, por lo que se espera mayores niveles de autorregulación. Sin embargo, para los universitarios procrastinadores esto puede ser una desventaja.

¿Cómo evitar la procrastinación?

Ahora que ya estudiamos el vínculo entre procrastinación y salud mental, es importante saber cómo podemos combatirla. En primer lugar, es fundamental que tengas la convicción de cambiar tus hábitos. Recuerda que no es una tarea fácil dejar de hacer algo que acostumbramos a hacer todos los días, pero con constancia es posible. A continuación, veremos algunas estrategias que pueden ayudarte a evitar la procrastinación:

  • Establece prioridades. Puede ser una buena idea elaborar una lista o esquema con todas las tareas pendientes y organizarlas según la urgencia. Así tendrás una mejor idea de qué deberías hacer primero y serás más eficiente.
  • Divide las tareas en objetivos pequeños. Es posible que algunas tareas como hacer un ensayo sean abrumadoras, por eso es útil dividirlas en pequeñas labores. Por ejemplo, podríamos dividir el ensayo en pasos, como 1) definir el título, 2) buscar referencias, 3) desarrollar las ideas.
  • Usa el método Pomodoro. El método de Pomodoro suele usarse para enfocarse en las labores sin agotarse demasiado. Por lo general, consiste en tener una sesión de trabajo focalizado por 25 minutos, seguido por una sesión de descanso de 5 o 10 minutos. Si retomamos el ejemplo del ensayo, tendríamos que enfocarnos en redactar por 25 minutos y luego tomarnos un descanso de 5 minutos.
  • Ten los plazos de entrega en un lugar visible. Si no tienes una idea clara de cuándo debes hacer algo, es más probable que lo pospongas. Por eso, lo ideal es que establezcas los plazos de entrega para cada cosa y los tengas a la vista.

En conclusión, debemos poner atención a la relación que existe entre procrastinación y salud mental. Aunque parezca un hábito inofensivo, a largo plazo puede tener consecuencias severas para nuestra calidad de vida.

Test de orientación profesional

Referencias

  • Johansson, F., Rozental, A., Edlund, K., Côté, P., Sundberg, T., Onell, C., … & Skillgate, E. (2023). Associations Between Procrastination and Subsequent Health Outcomes Among University Students in Sweden. JAMA Network Open6(1), e2249346-e2249346.
  • Steel, P. (2007). The nature of procrastination: a meta-analytic and theoretical review of quintessential self-regulatory failure. Psychological bulletin133(1), 65.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *