Las ideas delirantes son juicios alejados de la realidad que no pueden ser refutados pues se sostienen independientemente de cualquier evidencia. Éstas, son producto de patologías psicóticas como la esquizofrenia, el trastorno esquizoafectivo o el trastorno esquizofreniforme. En el año 1959, en el Hospital Ypsilanti State de Michigan, tres pacientes tenían la creencia delirante de ser el mesías. El psicólogo que laboraba en este centro pensó que sería conveniente juntar a los tres pacientes para que se contradijeran entre sí.

Sin embargo, este procedimiento, lejos de ser terapéutico, terminó siendo considerado un experimento cruel e insensible. Actualmente, se sabe que los trastornos psicóticos deben ser abordados por el psicólogo y el psiquiatra en conjunto. Además, se debe permitir que las ideas delirantes sean exploradas y expresadas a cabalidad por el paciente.

El experimento, algo no tan ético

En el año 1959, en el Hospital Ypsilanti State ubicado en Michigan, se encontraban internados tres pacientes psiquiátricos que sostenían la misma creencia. Los pacientes Joseph, Leon y Clyde afirmaban ser Jesucristo, lo cual se trataba de una idea delirante producto de un trastorno psicótico. El psicólogo Milton Rokeach era quien laboraba en este centro clínico para la fecha, encargado de realizar psicoterapia a estos pacientes. Así, Rokeach plantea la idea de juntar a estos tres pacientes en un mismo cuarto, pensando que podría ser terapéutico para ellos.

De esta manera, Milton Rokeach consideraba que cuando estos Leon, Joseph y Clyde se conocieran, terminarían viéndose cada uno como impostores. Por ende, este procedimiento llevaría a que el delirio cesara, mejorando la sintomatología clínica. Sin embargo, cuando se llevaron a cabo los encuentros, los pacientes terminaban peleando e insultándose constantemente. Este tipo de sesiones tuvieron lugar durante dos años, por lo que paulatinamente, se vieron obligados a ignorar el problema o a dejar de hablar entre ellos. No obstante, el generar conflictos entre ellos o evitar conversar sobre el delirio no ayudó en nada al tratamiento. Más bien, se reafirmaron las ideas delirantes con el paso del tiempo.

Años después, Milton Rokeach escribe un libro relatando esta experiencia, titulado “Los tres Cristos de Ypsilanti”. Pero, al final de la obra, aclara que su experimento realmente fue un error y que se arrepiente de haber propiciado un acto cruel e insensible disfrazado de terapia.

Delirios y Trastornos Psicóticos

Las creencias que presentaban los pacientes psiquiátricos acerca de ser Jesucristo son denominados, en el ámbito clínico, como un tipo de delirio. Una idea delirante es un juicio que surge de repente en la consciencia del individuo cuyo contenido es erróneo por estar alejado de la realidad. Es importante resaltar que un delirio se sostiene independientemente de toda prueba, es decir, el presentar evidencias de su falsedad no hace que flaquee. Así, la personalidad del paciente se reconfigura a partir de la idea delirante y se vuelve imposible de refutar.

Los delirios son un síntoma característico de los trastornos del espectro psicótico, caracterizados por la pérdida del contacto con la realidad. Algunas de las patologías en las que pueden aparecer delirios son la esquizofrenia, el trastorno esquizofreniforme, el trastorno esquizoide, el trastorno esquizoafectivo o el trastorno de ideas delirantes. Además de la sintomatología delirante, en las psicosis se pueden producir cambios en el comportamiento, alucinaciones y necesidad de aislarse. También, es común que estos pacientes tengan poca energía, dificultades para seguir hábitos de higiene y rutinas, así como problemas para dormir y concentrarse.

Por lo general, el paciente con un síntoma delirante no considera estar teniendo una enfermedad o problema. Por eso, al ser traídos a consulta por un familiar o amigo suelen desconfiar del profesional de salud, pues piensan que no hay motivo por el que deban estar allí realmente.

Tratamientos para los delirios

Por términos generales, la intervención terapéutica en casos de psicosis se realiza en conjunto con el psiquiatra y el psicólogo clínico. De esta forma, el primero se encargará de recetar la medicación adecuada y el segundo se enfocará en diseñar un proceso psicoterapéutico individualizado. Los objetivos de la terapia suelen incluir la incorporación del paciente a alguna ocupación, el desarrollo de habilidades para relacionarse con otras personas y resolver problemas. Todo esto permitirá al sujeto aumentar su autonomía y hacer lazo social.

Respecto a las ideas delirantes, es necesario recordar que no es posible refutarlas, criticarlas o compararlas con la realidad. Puesto que, el intentar que el paciente haga contacto con la realidad de manera abrupta no llevará a resultados positivos. Por esta razón, es mucho más recomendable permitir que el sujeto exprese todas sus ideas, sin importar qué tan extrañas o descabelladas sean. Como profesionales de la salud mental, se hace necesario acompañar al paciente en su sentir y permitir que él mismo idee soluciones en torno a sus creencias.

También, se hace necesaria la psicoeducación a los familiares, dándoles a entender que hablar del delirio no le dará más fuerza. Dado que, en ocasiones, el núcleo cercano del paciente tiende a sentir miedo y a evitar conversar sobre el delirio.

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Referencias

  • Dirección General de Ordenación, Inspección y Atención Sanitaria. Consejería de Sanidad. Gobiernode Cantabria. (2010). Guía de Psicoeducación para las Familias de Personas Diagnosticadas de Psicosis. Extraído de: https://consaludmental.org/publicaciones/Guiapsicoeducacionfamiliaspsicosis.pdf
  • Olivos, P. (2009). La mente delirante. Psicopatología del delirio. Rev Chile Neuro-psiquiat; 47(1). Extraído de: https://scielo.conicyt.cl/pdf/rchnp/v47n1/art08.pdf
  • Rokeach, M. (1964). Los tres Cristos de Ypsilanti. Editorial Impedimenta.

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