«La confianza en la figura de apego es la base de una personalidad estable y segura» (John Bowlby)

Introducción

Con este artículo pretendemos  introducir  los conocimientos actuales sobre el apego, comenzando por las primeras teorías del Conductismo y del Psicoanálisis para contextualizar. Pasaremos a hablar de John Bowlby, padre de la teoría predominante actual del apego, y de Mary Ainsworth y la situación extraña. Hablaremos de los tipos de apego que se han establecido en base a sus investigaciones, así como de los tipos de padres que surgieron a raíz de conocer los tipos de apego.

Por último, en lo que más queremos centrarnos, ofreceremos información de las consecuencias que puede tener el apego en la adultez, además de los numerosos trastornos provocados por el tipo de apego. Terminaremos con conclusiones que esperemos que abran nuevas posibles líneas de pensamiento, reflexión e investigación.

Historia del apego

El apego ha tenido distintas perspectivas desde hace dos siglos, cuando empezó el interés sobre ello. En el siglo XIX comenzó, en los profesionales de la salud mental, un gran interés por el origen y causas de las relaciones tempranas.

Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, decía que el acercamiento por parte del bebé a un conocido se debía a una motivación aprendida mediante la alimentación y los impulsos libidinales (Bowlby, 2014). La crítica hacia la teoría del Psicoanálisis sobre el apego decía que estos no veían el apego como un vínculo psicológico innato, sino como un instinto provocado por la necesidad de alimentación o de descargas libidinales.

Anna Freud, psicoanalista, hija de Sigmund Freud y fundadora de su propia corriente Psicoanalítica en Inglaterra, defendía la teoría del impulso secundario. Comentaba que el apego siempre se hallaba presente en el niño, estando ahí desde el nacimiento como una necesidad de proximidad.

Por otra parte, Melanie Klein, psicoanalítica del siglo XX, afirmaba que la relación entre el niño y la figura de apego (principalmente la madre) no tenía que ver con la satisfacción de necesidades fisiológicas, sino que le daba importancia al componente oral de tomar leche del pecho, además de la teoría de un deseo primario, que es el deseo del niño de regresar al vientre materno.

Por su parte, el Conductismo afirmaba que la madre y el niño intercambian conductas de refuerzo positivas a través de la atención mutua. Lo consideraban meramente un aprendizaje de conductas. En general, los teóricos conductistas afirmaban que el comportamiento de los recién nacidos depende del condicionamiento operante del aprendizaje.

Los conductistas, al igual que los psicoanalistas, le daban vital importancia a la alimentación (condicionamiento) en la interacción entre la figura de apego y el niño. En definitiva, dicen que el niño se apega con quien le da de comer.

Teoría del apego de John Bowlby

John Bowlby fue un Psicoanalista muy influyente del siglo XX, que se interesó mucho por la infancia y las relaciones que se establecen en ella, principalmente con la persona que más cuidados le proporcione al niño, que posteriormente llamaría figura de apego.

Comenzó a estudiar este vínculo afectivo llamado apego, y, viendo a sus predecesores, no le convencía ni la hipótesis del Conductismo ni la del Psicoanálisis, ya mencionadas, lo que le separó un poco de la corriente psicoanalítica, aunque siempre tuvo ideas de dicha corriente. Comenzó a interesarse desde el punto de vista de otras perspectivas, y fue influido por la teoría de Piaget, la cibernética de Wienner, la teoría de las relaciones objetales y Winnicot, pero principalmente se apoyó de la Etología.

Bowlby comenzó a estudiar el apego desde el punto de vista etológico, y formuló hipótesis polémicas pero interesantes. Hay que tener en cuenta que en esta época los niños eran vistos como seres más o menos independientes que no necesitan demasiado cariño o cuidados, por lo que muchos padres se alarmaron tras las afirmaciones de Bowlby.

John Bowlby Biografia

Bowlby decía que el niño, desde su nacimiento, debe experimentar una relación continua, cálida e íntima con su madre (u otra figura de apego) en la que las dos partes encuentren satisfacción y placer, y la falta de esta relación puede acarrear consecuencias significativas e irreversibles para la salud mental del niño durante toda su vida (Bowlby, 1969).

Bowlby se apoyó en la investigación realizada por Harry Harlow, en la que a través de experimentos mostraron cómo las crías de monos formaban un vínculo emocional con madres adoptivas, prefiriendo cuidados de una madre que la satisfacción de su hambre (Bowlby, 1958, Harlow, 1958).

Después de estas investigaciones y otras muchas, Bowlby concluyó que el vínculo de apego es el lazo afectivo más fuerte que establecemos los seres humanos con nuestros iguales. Este apego durará toda la vida, y se podrá pasar a hermanos, amigos o a relaciones amorosas. Desde su nacimiento necesitamos desarrollar una relación con al menos un cuidador que nos aporte una base segura para nuestro desarrollo social y emocional. Además, puede haber apego hacia más de una persona, aunque se manifiesta con más claridad siempre hacia una persona determinada (Bowlby, 1969).

Cabe mencionar que el apego no se produce solamente en humanos, sino que también en otros mamíferos y animales. El principal significado o causa del apego es que ha sido importante en nuestra evolución para la supervivencia de la especie. Era mejor que los niños o recién nacidos no estuviesen solos y estuviesen protegidos y cuidados de los depredadores.

La ansiedad por separación o por la pérdida de la figura de apego se ve como algo normal y adaptativo y no como algo dependiente o «pesado» sobre lo que no haya que hacer caso, como mostraron Prior y Glaser en sus investigaciones (2006).

Trastorno de ansiedad por separación, en qué consiste

Las 4 etapas del apego

Gracias a sus investigaciones, Bowlby pudo hablar de cuatro etapas fundamentales en el origen del apego:

  1. Fase de preapego (desde el nacimiento hasta las 6 semanas): la conducta del niño son meramente reflejos, como el de succión, prensión, reflejo pupilar… Es capaz de responder estímulos y de llamar la atención, pero responde de la misma forma ante cualquier persona que le de una base segura y cuidados.
  2. Fase de formación de apego (desde las 6 semanas hasta los 6 meses): el niño prefiere de forma más clara a su madre y responde más fácilmente a ella, aunque todavía no muestra ansiedad si se separa de ella, muestra ansiedad al tener pérdida de contacto humano.
  3. Fase de apego (entre los 6-8 meses hasta los 20-24 meses): el vínculo entre el niño y la madre es claro y el primero puede mostrar ansiedad, completamente normal, cuando se le separa de su madre (o figura de apego). Lo único que desea es el cariño de su madre, su sonrisa y que le preste atención.
  4. Fase de formación de relaciones recíprocas (desde los 20-24 meses en adelante): decrece la ansiedad del niño ante la separación de su madre, entiende que esa separación no es definitiva. El niño comienza a tener más independencia y a explorar. Aquí comienzan relaciones con otras personas y no solo con su madre.

Destacar que, gracias a estos descubrimientos, se sabe que, para dar en adopción, debería de ser antes de los seis meses (nada de apego todavía) o después de los tres años (apego ya formado). Más adelante reflexionaremos sobre las implicaciones de esta afirmación.

Mary Ainsworth y la situación extraña

Mary AinsworthMary Ainsworth fue una estudiante, y podría decirse que discípula de Bowlby, que, apoyándose en las teorías e investigaciones de este, desarrolló en Uganda, África, una serie de investigaciones de la naturaleza de los vínculos de los bebés. Gracias a estas investigaciones se pudo concluir que hay cuatro tipos de apego.

Antes de nada, nos gustaría describir brevemente las investigaciones de Ainsworth, llamada la situación extraña (Ainsworth y col., 1978). Esta psicóloga y sus colaboradores diseñaron una situación de laboratorio en la que a lo largo de 8 episodios, el niño sufría variaciones en la habitación en la que estaba: el niño con contacto solo con la madre, contacto con la madre y el extraño, el niño solo sin la madre y sin el extraño, y contacto solo con el extraño.

Tipos de apego

En base a estas investigaciones, se identificaron tres tipos de apego, a los que más tarde se le añadió un cuarto (Main y Solomon, 1986):

  • Apego seguro: niños que pueden llorar o no, pero si lo hacen es por la preferencia por la madre. Buscan su contacto y se calman cuando está ella. Dos tercios de los bebés mostraron estos patrones de respuesta.
  • Apego evitativo: niños que no muestran ni enfado ni ansiedad cuando se va la madre, solo cuando están solos. Reaccionan de la misma forma a su madre que a la persona extraña. Significa que la persona que te cuida (figura de apego) no ha estado presente psicológicamente para el niño. El 20% de bebés mostraron estos patrones de respuesta.
  • Apego resistente o ansioso: los niños buscan insistentemente la proximidad con su madre, pero cuando regresa a la sala se muestran enfadados e incluso llegan a pegarla. Este patrón lo mostró en torno a un 10% de los bebés.
  • Apego desorganizado: el niño muestra una gran inseguridad en su vínculo con la madre. Muestran conductas muy contradictorias y ambivalentes. No miran a su madre cuando les cogen en brazos, y pueden mostrarse fríos y distantes. Este tipo de apego es causado por episodios traumáticos graves. El 5% de los niños seguían este patrón de conducta de apego.

En cuánto a las causas, podemos mencionar los cuatro grandes factores que influyen en la formación de un tipo de apego u otro:

  • Privación materna e institucionalización.
  • Calidad de la crianza.
  • Características del niño.
  • Cómo se ajusten los padres a la conducta de su bebé (bondad de ajuste).

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Tipos de padres

Main y col. (1985) se interesaron mucho en estudiar si las relaciones de apego que los padres tuvieron en su infancia tiene alguna influencia en el apego de los niños. Basándose en numerosas entrevistas a padres, lograron crear cuatro categorías:

  • Autónomos: padres que valoran la influencia de las relaciones de apego, pero son capaces de hablar de ellas con objetividad. Los padres autónomos suelen tener hijos con apego seguro, siendo la situación más saludable para ambos.
  • Desentendidos: desprecian la importancia de las relaciones de apego. Este tipo de padres suele tener hijos de apego evitativo (padres que vimos que no han estado psicológicamente presentes).
  • Preocupados: adultos muy emotivos y preocupados por el pasado. Muy controladores y protectores. Estos padres suelen tener hijos con apego ansioso.
  • Pendientes de resolución: padres que no han resuelto sus relaciones de apego con el presente, Todavía están viviendo sus propias experiencias de apego y la pérdida de sus padres. No está claro que tipo de apego tienen los hijos de estos padres, ya que están en una época de transición.

Por todo esto, podemos concluir que el apego de un niño con su figura principal de apego podría depender del tipo de apego que tuvo la propia figura de apego en su infancia.

Apego en la adultez

Como hemos visto, el vínculo de apego tiene consecuencias directas en la personalidad y relaciones de todo individuo. A partir de los años 1970, desde los descubrimientos de Bowlby y todos los autores mencionados, comenzaron muchas líneas de investigación sobre las consecuencias del apego de la infancia en la vida adulta, incluso el propio Bowlby sacó ideas concluyentes al respecto.

Aquellas personas que sufren trastornos psiquiátricos muestran la mayoría de las veces una dificultad o alteración en la capacidad de vinculación afectiva. Hay dos trastornos y dos clases de síntomas asociados a una elevada incidencia de ruptura de vínculos afectivos durante la infancia:

  • Trastornos:
    • Personalidad psicopática: aquel que tiene actos contra la sociedad, contra la familia o contra sí mismo.
    • Depresión: suele ser causada por el fallecimiento de la madre o del padre con más frecuencia que otras causas, en los primeros años de vida.
  • Síntomas:
    • Delincuencia persistente
    • Suicidio

En estas personas, la capacidad de establecer y mantener vínculos afectivos está siempre trastornada, y es frecuente que la infancia de dichas personas, como hemos dicho, haya estado profundamente alteradas por fallecimiento, divorcio o separación de los padres, u otros acontecimientos que dieron lugar a vínculos no seguros (ansioso, evitativo y desorganizado) o que de una forma u otra rompieron la vinculación.

Los pacientes con riesgo de suicidio es otro grupo con gran incidencia en la pérdida de figuras de apego en la infancia, y no solamente por el fallecimiento, sino también por otras de las causas anteriormente mencionadas, y principalmente en los primeros 5 años de vida (Greer y col., 1966).

Autoestima y heridas emocionales de la infancia, como sanarlas

Según el apego que hayas tenido en la infancia, vas a tener una personalidad de un estilo u otra, más autoestima o menos, confianza, seguridad, buenas relaciones, mejor o peor estado anímico, aunque no es el factor decisivo. Los elementos comportamentales de apego en la vida adulta son prácticamente iguales a los observados en la infancia. Un adulto expresa un deseo hacia la proximidad de figuras de apego en situaciones de malestar. Siente bienestar ante la presencia de esa figura y ansiedad si ésta es inaccesible…

La hipótesis central compartida por numerosos estudiosos e investigadores del apego es que las relaciones de apego en la infancia son los prototipos de las relaciones amorosas de la adultez (Talavera, 2012). Pasemos a comentar cómo es una persona adulta según el tipo de apego que estableció en su infancia:

  • Adultos con apego seguro: son personas que comparten y expresan sus sentimientos, aprecian las relaciones de apego, son comunicativas, ven las relaciones con su familia como relaciones de confianza y apoyo, y valoran sus experiencias del pasado mostrando aceptación y agradecimiento hacia sus figuras de apego. Son personas amistosas y confiables, seguras de sí mismas, con buena autoconfianza y autoestima.
  • Adultos con apego evitativo: subestiman las relaciones de apego y las relaciones en general, no confían en su familia, suelen tener pocos recuerdos del pasado y sienten rechazo o indiferencia hacia sus figuras de apego. Son personas autosuficientes e independientes y quitan  importancia a los vínculos afectivos. Suelen ser suspicaces, escépticos y metódicos.
  • Adultos con apego ansioso o resistente: manifiestan una necesidad de cercanía junto con inseguridad, una ambivalencia constante. Expresan miedo a ser abandonados y tienen poca autonomía. Sus recuerdos del pasado incluyen rechazo o indiferencia de sus padres y reflejan resentimiento y rencor en relación con las experiencias pasadas. Son desconfiados y no les gusta comprometerse afectivamente. Pueden ser personas celosas.
  • Adultos con apego desorganizado: se caracterizan por ser incapaces de mantener una estrategia de apego coherente. Tienden a mostrarse conflictivas, inciertas, y complicadas. Suelen ser víctimas de bullying y maltrato.

Padre Apego

Apego y sexualidad

En las relaciones amorosas de la vida adulta también hay diferencias significativas según el tipo de apego (Ortiz y col., 2002). Personas con apego seguro son personas que se ajustan en la relación de la pareja y tienen relaciones sanas, mientras que los patrones inseguros presentan una postura negativa en la relación, teniendo casi siempre relaciones insatisfactorias y desconfiadas, siendo dependientes, celosos o incluso agresivos.

Según López (2009), la teoría que mejor explica las el tipo de relaciones amorosas es la del apego. Nuestras relaciones amorosas dependen de nuestra experiencia, desde la infancia hasta el fin de nuestros días, y especialmente de los afectos de apego:

  • Los seguros piensan que su pareja les da el apoyo que necesitan y que le harán sentir cómodo en la relación, apoyo que ellos también quieren dar. Esa reciprocidad elimina el miedo al abandono.
  • Los ansiosos tienen una insatisfacción constante sobre la persona que atiende sus necesidades, piensa que no puede confiar en ella, que no le cuida lo suficiente y que no está comprometida. Siente mucha ansiedad ante la posible ruptura por parte de su pareja. Exagera malestar para llamar su atención.
  • Los evitativos o resistentes no confía en nadie y menos en su pareja, ya que su concepto sobre ella es negativo, porque «sabe» que va a fallarle. Se hace autosuficiente, huye de las relaciones sexuales e intenta sustituirlas con actividades no sociales.
  • Los desorganizados utilizan constantemente la represión emocional y niegan cualquier experiencia emocional como mecanismo de defensa. Tienden a suprimir emociones relacionadas con experiencias traumáticas o con la pérdida de la pareja. Pueden caer en cuidar compulsivamente a su pareja por su necesidad de aceptación.

En cuanto a la satisfacción sexual, tenemos datos muy interesantes. Tanto en hombres como en mujeres, el grado de satisfacción sexual se asocia con el grado de ajuste en la relación (depende de si la relación es segura o insegura), y, en el caso de las mujeres, con el grado en que estas perciben que su pareja tiene capacidad de expresar las emociones en el ámbito relacional.

¿Qué es la dependencia emocional?

Trastornos en la adultez causados por el tipo de apego

Sin duda tenemos información suficiente en la literatura científica y psicológica como para afirmar que muchos de los trastornos que conocemos tienen en parte origen en un apego inseguro en la infancia. A continuación les mostraremos alguno de los trastornos relacionados con el apego, aunque podríamos decir que el apego influye en gran medida en gran parte de los trastornos mentales.

  • Trastorno Límite de la Personalidad (TLP)

Para resumir, el trastorno límite de la personalidad (TLP) se caracteriza por la inestabilidad emocional y las dificultades en la relación consigo mismo y con los demás, en los que son habituales los intentos suicidas y las autolesiones (Abarca, 2021).

El TLP es causado en parte por el apego inseguro, más en específico por el ansioso y desorganizado, debido a que este individuo presenta esfuerzos frenéticos para evitar un abandono, ya sea real o imaginario, al igual que en su infancia. Si este individuo en su infancia fue abandonado por su figura principal, es lógico que en su vida adulta tendrá miedo a este abandono y a sentirse solo.

Cabe decir que el apego no es para nada la única causa del TLP, ya que influyen muchos otros factores familiares, experienciales, relacionales, sociales y biológicos, pero es uno de los factores elicitadores de este trastorno.

La depresión se caracteriza por una tristeza de gran intensidad y durante un largo periodo de tiempo. Supone un bajo estado de ánimo constantemente, pocas ganas de hacer cosas, visión negativa de las cosas

En una investigación realizada por Baeza (2015) obtuvieron resultados que muestran que las pacientes diagnosticadas de depresión presentaban estilos de apego inseguros (39.2%) y desorganizados (32.1%). Por otra parte, las personas sin depresión presentaron en su gran mayoría (85.7%) un estilo de apego seguro.

El término psicosis es considerado como un síndrome, con muchos síntomas que afectan a las principales funciones mentales superiores del individuo, específicamente en la atención, la percepción, el lenguaje, el ánimo, la cognición o la actividad motora.

Diferentes estudios muestran relación entre los trastornos psicóticos y los patrones de apego inseguro (González, 2021). Las personas con apego inseguro tienen más probabilidades de sufrir psicosis. Además, encontraron que los apegos ansioso y evitativo estaban relacionados con la fenomenología psicótica, especialmente el evitativo.

Concluyeron también que cuanto mayor era el nivel de apego ansioso y/o evitativo, mayor era la tendencia a experimentar experiencias psicóticas.

Apego Inseguro

Los trastornos de ansiedad se caracterizan por una tensión excesiva, que aumenta la frecuencia cardiaca, la sudoración, la respiración y la sensación de agobio y malestar general.

Bowlby (1973) afirmó que la mayoría de estos trastornos se pueden explicar por la ansiedad por la disponibilidad de la figura de apego desarrollado en contextos familiares marcados por un elevado control parental, a través del recurso de la sobreprotección o el rechazo.

El trastorno disociativo provoca una sensación continua o episódica de desconexión o de estar fuera de uno mismo. La persona deja de estar en la realidad presente en la que todos estamos y pasa a estar en otra situación o experiencia.

Los investigadores han encontrado una relación importante entre el trastorno disociativo y las personas con apego desorganizado en su infancia. Es comprensible teniendo como base las dificultades en la racionalización de estos individuos, que no recuerdan cosas de su pasado o que prefieren no recordarlas, y, como mecanismo de defensa, disocian.

La esquizofrenia es un trastorno mental grave por el cual las personas interpretan la realidad de manera anormal. Puede provocar alucinaciones, delirios y trastornos graves en el pensamiento y el comportamiento.

Las personas que padecen esquizofrenia necesitan recibir tratamiento durante toda la vida. El tratamiento temprano puede ayudar a controlar los síntomas antes de que se desarrollen complicaciones más graves y puede mejorar el pronóstico a largo plazo.

La relación entre la esquizofrenia y el apego no está tan clara como en los trastornos anteriores, pero sí que hay una alta incidencia de apego desorganizado en pacientes esquizofrénicos.

  • Trastornos de la conducta alimentaria (TCA)

Los TCA son trastornos relacionados con la autopercepción y la distorsión de la imagen corporal. Los más frecuentes son la anorexia y la bulimia. Las personas que lo padecen muestran una preocupación excesiva por no engordar, mientras que tienen un cuerpo saludable que no se acerca a la obesidad.

Los resultados obtenidos por Candelori y Ciocca (1998), apuntan hacia una relación significativa entre el apego evitativo/resistente y la anorexia, y el apego ansioso y con la bulimia nerviosa. 

  • Trastorno por Consumo de Sustancias

Los Trastornos por el Uso de Sustancias se definen como un patrón problemático de consumo de drogas, que conduce a un deterioro o angustia clínicamente significativos (American Psychiatric Association [APA] 2013, p. 481).

El consumo de sustancias se encuentra vinculado a trastornos de apego en la infancia. Las sustancias pueden ser muchas, pero las que más comorbilidad tienen con apegos inseguros son la cocaína, el alcohol, el cannabis y ansiolíticos no recetados (Cócola, 2022).

  • Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT)

En la infancia a veces las amenazas provienen más de problemas con el cuidador que de otros factores (Vicente, 29016). El trauma consiste en que algunas sensaciones negativas del pasado quedan grabadas en la mente y el cuerpo, provocando mucho daño psicológico y generando problemas psicosomáticos.

Estudios neurobiológicos han puesto de manifiesto que la resiliencia del individuo depende en gran parte de las experiencias de apego en la infancia. Para autores como Donald Winnicot y John Bowbly (1988) el trauma tiene que ver con fallos en el vínculo con la figura de apego en la edad temprana.

Se sabe que todos los niños cuyos traumas han ocurrido en contextos de relaciones de apego pueden desarrollar síntomas relacionados con el TEPT.

Está claro que hay muchos otros trastornos relacionados con apegos inseguros, pero necesitaríamos 100 páginas más, y hemos desarrollado y estudiado los más frecuentes. Otros trastornos relacionados con un apego inseguro son:

nino escuela felizComo vemos, las líneas de investigación relacionadas con el apego son infinitas, ya que es un tema tan importante en Psicología que puede estudiarse con casi cualquier tema, lo cual es enriquecedor para nosotros como Psicólogos y para todo el mundo como ciudadanos de un mundo que tratamos, sin prepotencia ni superioridad, de mejorar con nuestros granitos de arena.

Conclusiones

Gracias a los conocimientos adquiridos y establecidos en este trabajo, me veo en posición de hacer algunas conclusiones y planteamientos, con el fin de esclarecer la información y, sobre todo, concienciar aún más sobre la importancia de los cuidados en la infancia y de tener una infancia sana, con problemas normales como todo el mundo, pero nada que pueda conducir a lo patológico.

  • La infancia es una de las etapas de la vida más importantes de un ser humano, por no decir la más importante, debido a la bondad e ignorancia inocente que tienen los bebés y el gran aprendizaje que tienen cada día y experiencias que van a ir formándoles como personas. Hay que tener en cuenta que en esta etapa se generan unas 100.000 conexiones sinápticas diarias y es cuando el cerebro es más plástico y moldeable, por lo que cualquier interferencia puede resultar catastrófica.
  • Viendo la prevalencia de apegos inseguros y trastornos en la adultez provocados por ello, a pesar de que hay miles de estudios, creemos que debería de existir un seguimiento más sistemático y confiable para prevenir como sea posible este tipo de problemas, ya que, no solo afectan al individuo con trastornos de apego o psíquicos, sino también al entorno con el que se relacione en su etapa adulta.
  • Vimos brevemente la necesidad de adopción en edades determinadas. Esto debería de ser información imprescindible para todas las asociaciones u organizaciones adoptivas para que lo tengan como un factor crucial, ya que si se da en las edades no convenientes, es muy probable que el niño sufra trastornos afectivos o de cualquier otra índole.
  • El Covid-19 tuvo consecuencias difícilmente reparables para todo el mundo, pero en especial tanto para ancianos como para niños. En lo que a nosotros nos incumbe, debería de haber asistencia por parte de los profesionales de la salud mental para tratar de reconciliar los problemas que hayan surgido en estos niños llamados «niños de pandemia».nino escuela feliz

Está en nuestras manos que las próximas generaciones vivan una vida más sana mentalmente, y para ello tenemos que incidir en la infancia, donde residen las bases de todos nosotros. Somos lo que somos por nuestra infancia.

Mecanismos de defensa del Yo: narcisistas, neuróticos, inmaduros y maduros

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