El Trastorno del Espectro Autista es un cuadro clínico en el que coexisten diversos síntomas. Entre ellos, puede haber dificultades en la comunicación, excesivo apego a rutinas y desórdenes sensoriales.

Tomando en cuenta la desintegración sensorial característica de este trastorno, ciertos individuos con TEA presentan dificultades para llevar una alimentación adecuada. Por este motivo, se recomienda que tal situación sea tratada por un equipo multidisciplinario; conformado por psicólogos, nutricionistas y terapeutas ocupacionales.

Trastorno del espectro autista

El trastorno del espectro autista se refiere a un cuadro clínico de origen neurobiólogico de inicio en la infancia, que dura toda la vida. Este trastorno se caracteriza por deficiencias en la comunicación social y la presencia de ciertos patrones repetitivos y restrictivos en la conducta.

En general, el grado de afectación y adaptación al ambiente varía según el caso y el momento evolutivo. Por ende, cada individuo con trastorno del espectro autista tendrá comportamientos distintos y habrá que ajustar el tratamiento a llevar a cabo de acuerdo a estas diferencias individuales.

Para ser más específicos, en el área comunicativa, la persona puede presentar dificultades en la reciprocidad, baja integración en la comunicación verbal e interferencia para desarrollar relaciones adecuadas. También, un síntoma resaltante es la dificultad para compartir  juegos e intereses con otros de la misma edad; debido a muy intereses restringidos. Incluso, tiende a ser difícil la adaptación a nuevos contextos porque existe una excesiva adaptación a rutinas ya establecidas. Por otra parte, las personas con autismo suelen vivir con estereotipias motoras y desorganización sensorial que obstaculizan su correcto desenvolvimiento.  

Cuestionario M‐CHAT para la detección precoz del autismo en niños pequeños

Desorganización sensorial y alimentación

Tal como se mencionó anteriormente, un rasgo común en el TEA son los desórdenes sensoriales, que pueden manifestarse como hiper o hiporreactividad sensorial. O, por interés inusual a ciertos aspectos del entorno; tales como luces u objetos giratorios. Por estos motivos, un individuo con trastorno del espectro autista puede ver alterada su experiencia alimenticia. Esto se debe a que, la capacidad de alimentarse depende de la maduración de la persona, sus habilidades motoras, el gusto, la percepción del olor y la textura.

Si hay problemas sensoriales respecto al gusto o la textura de una comida, esto puede afectar la conducta alimentaria.

Por ejemplo, ciertos niños con autismo comen una variedad muy limitada de alimentos, pues no toleran un gran número de sabores. En otros casos, evitan comer ciertas comidas, que asocian con dolor o molestias estomacales. Aunado a esto, las deficiencias en la comunicación limitarían la habilidad del infante para expresar las molestias que les causa la ingesta. De acuerdo a los estudios más recientes, el 69% de los niños con TEA no están dispuestos a probar nuevos alimentos, y el 46% tienen rituales en sus hábitos alimentarios.

Es importante destacar que, a algunos niños se les receta una dieta especial, en la que usualmente se les restringe del gluten y la caseína. Este procedimiento tendría como finalidad reducir los síntomas del autismo. Sin embargo, se ha demostrado que los niños con TEA tienden a tener huesos más débiles que niños sin autismo. Por ende, evitar el gluten y la caseína, proteínas que se encuentran en productos como trigo y leche, podría dificultar que sus huesos se fortalezcan. Por este motivo, es importante contar con el apoyo de un especialista en nutrición si se desea diseñar una dieta especial para un niño con autismo. De esta manera, será posible evitar deficiencias o daños en la salud.

Recomendaciones para mejorar las conductas alimentarias en niños con autismo

La alimentación de un niño que se encuentre dentro del Espectro Autista debería ser llevada por un nutricionista. Asimismo, los desórdenes sensoriales que dificulten el proceso de alimentación se trabajan en terapia ocupacional y, la evitación sistemática a nuevas experiencias puede tratarse con un psicólogo. Aun así, existen ciertas recomendaciones que pueden llevarse a cabo en casa con el propósito de mejorar los hábitos alimenticios de estos niños.

Para empezar, establecer un horario de alimentación será una estrategia muy beneficiosa; pues a estos niños se les hace muy fácil apegarse a una rutina. También, es importante brindarle al pequeño un ambiente cómodo y agradable a la hora de comer. Así, debería sentarse en una silla alta  y firme,  con el menor número de distracciones posibles.

Es importante no regañar ni obligar al niño a ingerir todos los alimentos, pues  solo conseguirá que el menor asocie la actividad alimenticia con tensión y estrés. Entonces, limite el tiempo de comidas y, al terminar, retire los platos y permita que el niño se dedique a otras actividades.

También, sería útil permitir que el infante se involucre en la selección y creación de platillos. En este sentido, enfocarse en que la hora de la comida sea divertida y agradable puede generar cambios muy positivos en la conducta.

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Referencias

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