Sigmund Freud (1856-1939), como ya sabemos, es el padre del Psicoanálisis, y considerado como uno de los mejores psicólogos que ha pisado nuestro mundo. Hay muchos conceptos que utilizamos actualmente, tanto formal como informalmente, que han sido acuñados por Freud. Entre ellos: el inconsciente, la libido, perversión, fetichismo, las pulsiones, las instancias freudianas (el «yo», el «ello» y el «superyó»).

Veremos varías teorías y conceptos en este artículo, dirigidas principalmente a conocer mejor las teorías  que Freud propuso en Tres ensayos sobre teoría sexual. Por el posible interés del lector, algunas de las principales obras de Sigmund Freud son La interpretación de los sueños, El yo y el ello, Introducción al Psicoanálisis, Sexualidad infantil y neurosis y El malestar de la cultura, entre otras.

Tres ensayos sobre teoría sexual

Sigmund Freud, en 1905, publica Tres ensayos sobre teoría sexual, obra que pasará a la historia del Psicoanálisis y de la Psicología en general. En ella nos encontramos varios apartados:

  • Aberraciones sexuales
  • Sexualidad infantil
  • Fetichismo
  • Tipos libidinales
  • Sexualidad femenina

Nosotros vamos a centrarnos en las aberraciones sexuales (más tarde acuñados como perversiones por Freud), en el fetichismo y en los tipos libidinales. Cosa que no veremos es la teoría sexual donde diferencia las fases evolutivas de la sexualidad infantil, ni veremos sus conclusiones e ideas sobre la sexualidad femenina.

1. Tipos libidinales

La libido es una pulsión, un empuje que deriva de una excitación orgánica y se manifiesta como una tensión que busca satisfacerse (Gomà, 1977). Lo que el hambre es a la nutrición, la libido lo es a la sexualidad. En cuanto a los tipos libidinales, según Freud se organizan de acuerdo con la localización en los sectores del aparato psíquico. La clasificación de los tipos libidinales es la siguiente (Freud, 1931):

  • Tipo erótico: personas cuyo interés principal es la vida amorosa, pero especialmente ser amado, no tanto amar, ya que son personas dependientes que temen perder el amor. Este tipo representa las demandas instintivas del «ello«, al cual las demás instancias psíquicas se han rendido (Freud, 1905).
  • Tipo obsesivo: aquí, el dominio lo ejerce el «superyó«, que surge a través de la alta tensión acumulada en el «yo«. Son personas angustiadas, con dependencia interna, alto grado de autonomía y de ideas conservadoras.
  • Tipo narcisista:  encontramos tensión entre el «yo» y el «superyó», entre el principio de la realidad y el principio del deber, respectivamente. Son personas independientes, difíciles de intimidar, agresivas, y que prefieren amar a ser amados.

A partir de estos tres tipos libidinales, Freud expone que no suelen darse así, sino que son más observados los tipos mixtos que los tipos puros. Los tipos mixtos serían los siguientes (Freud, 1931):

  • El erótico-obsesivo: influencia del «superyó«. Son personas con gran dependencia, consideradas objetos por ellos mismos.
  • El erótico-narcisista: el tipo más común de todos, caracterizado por agresividad y una actividad principalmente narcisista.
  • El narcisista-obsesivo: este tipo combina la independencia de los factores exteriores y la consideración de las demandas de la conciencia, fortaleciendo el «yo» contra el «superyó«.
  • Erótico-obsesivo-narcisista: este tipo no sería un tipo en sí, sino que conformaría la armonía ideal

Freud concluye que, siendo algunos tipos más susceptibles a la neurosis que otros, los factores desencadenantes siempre suelen ser conflictos internos y frustraciones, ya sea conflictos entre las instancias psíquicas, conflictos producidos por la economía libidinal, nuestra disposición bisexual, o conflictos erótico-agresivos (Freud, 1931).

2. Perversiones

Las perversiones son descritas por Freud (1905) como elementos cuyo desarrollo conduce a las aberraciones. Las perversiones son:

  • Transgresiones anatómicas de los dominios corporales destinados a la unión sexual

Implica la supervaloración sexual, que significa elevar a la categoría sexual no solamente las zonas erógenas de la otra persona, sino todas las partes de su cuerpo (Freud, 1904). Se considera a veces perversión cuando los labios o lengua de una persona entran en contacto con los genitales de la otra, pero no cuando ambas mucosas labiales tocan una a la otra (el beso). Estos límites son puestos por la sensación de repugnancia, superficialidad que protege de la aceptación de un fin sexual. Esto es puramente convencional, ya que personas que se besan sin hacer ascos, no pueden usar su cepillo de dientes.

  • Detenciones en relaciones intermedias con el objeto sexual (preliminares)

Para la consecución del fin sexual, que para Freud es la descarga de tensión, se necesita una cierta medida de tocamiento. La contemplación del otro es considerada el camino más frecuente por el que despierta la excitación libidinosa, ya que nos pasamos el día ocultando el cuerpo por la calle o en casa, y la persona sexual es misteriosa y eso provoca en nosotros una gran excitación.

Aún así, estos dos hechos supondrían una perversión en varios casos:

  1. Tocamiento y contemplación como fin sexual y no como precedente al coito.
  2. Cuando la contemplación se limita exclusivamente a la zona genital.
  3. Voyeurs: espectadores de cuerpos desnudos; o exhibicionistas: muestran sus genitales.
  4. Espectar la eliminación de heces. 

Otras dos perversiones consideradas por Freud (1905) son el sadismo y el masoquismo, que pertenecen a las formas activa y pasiva, respectivamente. Estos términos fueron acuñados por Krafft-Ebing, autor de gran influencia para Freud. Se refieren al placer sexual al dar o recibir humillaciones y sometimientos:

  • Sadismo: componente sexual agresivo en el cual la persona toma la posición activa y dominadora. Solamente la exclusividad sexual y el mal trato son considerados como perversión.
  • Masoquismo: actitudes pasivas con respecto a la vida erótica y al objeto sexual, conectando con el placer sexual únicamente mediante el voluntario padecimiento de dolor físico o anímico provocado por la persona sexual. El masoquismo según Freud no es más que una continuación del sadismo.

Freud concluye que las dos formas siempre aparecen en la misma persona. «Aquel que halla placer en producir dolor a otros en la relación sexual está también capacitado por gozar del dolor que puede serle ocasionado en dicha relación como un placer. Un sádico es siempre, al mismo tiempo, un masoquista, y al contrario» (Freud, 1905, p. 27).

Para terminar con la perversión, veamos las palabras que dice Freud (1904) como conclusión.

En las perversiones existe, desde luego, algo congénito…en todos los hombres…que puede ser acentuada por las influencias exteriores… En una serie de casos, se desarrollan hasta convertirse en perversión, y otras veces experimentan una represión insuficiente… y se apoderan de la energía sexual como síntomas patológicos, mientras que en los casos más favorables, hacen surgir…la vida sexual normal (p. 39).

3. Fetichismo

En el fetichismo, el sustituto del objeto sexual es generalmente una parte del cuerpo, como los pies o el pelo, o incluso un objeto inanimado relacionado con la persona sexual, como por sus prendas de vestir (Freud, 1904). El caso patológico del fetichista surge cuando el deseo hacia el fetiche se separa de la persona sexual y se convierte como único fin. El origen de la elección del fetiche está en la intimidación sexual experimentada sobre todo en la infancia.

Freud (1927) considera al fetichismo como sustituto del pene, pero no uno cualquiera, sino uno en particular que tuvo mucha importancia en la infancia pero fue perdido. Normalmente ese pene tuvo que ser abandonado, pero el fetiche está destinado a conservarlo. Esto quiere decir que el fetiche es el sustituto del falo de la mujer, de su madre, que el niño pensó que tenía, pensamiento al cual no quiere renunciar.

El niño se niega a admitir el hecho de que la mujer no tiene pene. El niño reprime la percepción de falta de pene en la mujer. En el mundo de la realidad psíquica, la mujer posee un pene, pero este pene ya no es el mismo que era antes (Freud, 1927). Esto explica bien que la aversión contra todo órgano genital femenino no falte en ningún fetichista.

Entonces, dice Freud (1927), los órganos y objetos elegidos como fetiche, sustitutos del falo femenino, serán los que en otras circunstancias simbolizan el pene. El fetiche hacia los pies o zapatos responden a que el niño curioso suele espiar los genitales femeninos desde abajo, desde las piernas hacia arriba. El fetiche hacia la piel o el terciopelo son provocados por la pasada visión de la vellosidad púbica de los genitales femeninos. La base del fetichismo es que los que lo practican repudian el hecho indeseable e imposible de la castración de la mujer.

Fetichismo: Todo lo que debes saber

Referencias bibliográficas

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *