Qué se considera como abuso sexual en menores

El maltrato infantil incluye varias categorías, siendo el abuso sexual una de ellas (Ramírez y Fernández, 2011). Dentro de los abusos sexuales se incluye el incesto, abuso con penetración, tocamientos de las zonas genitales, exposición a actos sexuales, rituales sexuales y pornografía infantil (National Research Council, 1993). El abuso sexual en menores es un fenómeno psicosocial, ya que no afecta sólo a la víctima, sino que también a su entorno.

La definición de abuso sexual es compleja, ya que, depende del marco o del ámbito, los autores se centran en unas u otras cualidades del acto. La definición con la que nos vamos a quedar es con la de la OMS (2002): «El abuso sexual se refiere a la utilización de un menor en una actividad sexual que no comprende, sin que esté capacitado para dar su consentimiento o preparado evolutivamente. Adicionalmente, es una conducta que transgrede las leyes o los tabúes sociales» (como se cita en Ramírez y Fernández, 2011, p.7).

Incidencia del abuso sexual infantil

Hay que tener en cuenta que en los datos sobre la prevalencia son inconsistentes, por la dificultad de su identificación, por ser un tema tabú y por la complejidad para las víctimas a la hora de contarlo o admitirlo.

En el pasado se consideraba el abuso sexual como un fenómeno de pequeña magnitud, pero según diversas investigaciones, una de cada tres mujeres y uno de cada seis hombres han sido abusados sexualmente en la infancia (Faller, 2003). Además, la WHO (2006) estimó que 150 millones de niñas y 73 millones de niños menores has sido abusados sexualmente, datos aproximativos, ya que hay una gran subestimación del fenómeno en algunos países (como se cita en Fernández y Ramírez, 2011).

Además, alrededor del 25% de los casos implican penetración y sexo oral, siendo los infantes más vulnerables entre los 7 y 13 años, constituyendo las niñas cinco veces más de incidencia, y casi siempre los abusos son cometidos por los familiares o personas conocidas.

Consecuencias psicológicas de abusos sexuales en menores

Se sabe que los abusos sexuales tienen consecuencias tanto a largo como a corto plazo, habiendo multitud de estudios en ambas direcciones. Primero hay que tener en cuenta que los efectos del abuso sexual en las víctimas pueden estar influidos por cinco factores distintos (Ramírez y Fernández, 2011):

  1. Nivel de vulnerabilidad y capacidad de resistencia: cada individuo responde de una forma particular a cada situación y no siempre responden de la misma manera.
  2. Nivel de desarrollo evolutivo de la víctima: los adolescentes tienen mejor capacidad de afrontarlo de la mejor manera posible, siendo las mujeres las más resistentes a cualquier edad.
  3. Tipo y gravedad del abuso: la frecuencia, duración y el tipo de abuso sexual son factores de gran importancia. Los niños que habían sufrido abusos con penetración u obligación a tocamientos estaban mucho más afectados que las otras víctimas.
  4. Características del agresor sexual: el efecto es aún mayor cuando el agresor es el padre o la madre del infante.
  5. Sexo de la víctima: como hemos visto, las niñas tienen alrededor de cinco veces más posibilidades de ser víctimas de algún tipo de abuso sexual que los niños varones.

Ahora, pasemos a ver cuáles son las consecuencias psicológicas a corto y a largo plazo de los abusos sexuales en menores, información relevante para la práctica tanto profesional como no profesional, debido a la magnitud y tabuización del tema.

Niño Corazon

Consecuencias psicológicas a largo plazo

Hablamos de efectos a largo plazo cuando estos se hallan a partir de los dos años siguientes del abuso (Rodríguez, 2012). El abuso sexual infantil supone para la víctima un importante factor de riesgo para el futuro desarrollo de trastornos psicopatológicos y psicosomáticos en la adultez. La mayoría tendrán, según los estudios de López (2009), una peor salud mental general y mayor presencia de síntomas y trastornos psiquiátricos. Para ver los problemas a largo plazo, los dividiremos en distintos grupos.

1. Consecuencias emocionales

En cuanto a los problemas emocionales a largo plazo provocados por abusos sexuales en la infancia, destacan los trastornos bipolares, trastornos de ansiedad (con alta frecuencia se da trastorno por estrés postraumático), trastorno límite de la personalidad y conductas autodestructivas como ideas e intentos de suicidio (Rodríguez, 2012). Las personas tendrán además muy baja autoestima. Algunos de estos problemas, de forma distinta según la persona, se encuentran aproximadamente en el 72% de las personas abusadas sexualmente en la infancia.

2. Consecuencias relacionales

El aspecto de las relaciones interpersonales es uno de los que más afectado suele quedar en víctimas de abuso sexual infantil (Rodríguez, 2012; Pereda, 2010). Destaca aquí la presencia de mayor aislamiento y ansiedad social, menos amistades e interacciones sociales y relaciones amorosas inestables. Estos problemas interpersonales se observaran casi en la totalidad de personas abusadas. También se observó grandes dificultades en la crianza de los hijos, siendo padres más permisivos y que usan más frecuentemente el castigo físico.

3. Problemas funcionales

Uno de los problemas más frecuentes en estas víctimas son los dolores físicos sin razón médica que lo justifique (Fernández, 2012). Se observa en ellos unas cefaleas constantes, trastornos de la alimentación y fibromialgias. Uno de los síntomas más frecuentes es la presencia de trastornos de la conducta alimentaria, especialmente la bulimia nerviosa. Principalmente, tendrán los llamados trastornos de conversión (trastornos psicosomáticos) sin que se pueda explicar la causa . Por último, presentan de forma sustancial síntomas y trastornos disociativos, así como alucinaciones sin la necesidad de haber tomado ninguna sustancia alucinógena, sino como mecanismo de defensa.

4. Problemas sexuales

Hay una fuerte presencia de problemas sexuales en las víctimas, como sexualidad insatisfactoria, disfuncional, mantenimiento de relaciones sexuales sin protección, mayor número de parejas, hipersexualidad, alta presencia de conductas sexuales promiscuas y precoz inicio a la sexualidad, destacando la prostitución y la paternidad/maternidad muy temprana (Browning y Lauman, 2001, como se cita en Fernández, 2012).

5. Revictimización

Para acceder a este término, citaré las palabras de Marker et al., (2001):

La revictimización es una de las consecuencias del abuso sexual infantil relacionadas con el área de la sexualidad que supone una mayor gravedad. Por revictimización se entiende la experiencia posterior de violencia física y/o sexual en víctimas de abuso  sexual infantil por agresores distintos al causante del abuso en la infancia. (como se cita en Fernández, 2012, p.63).

6. Transmisión intergeneracional

La posible transmisión intergeneracional es un gran debate y con resultados contradictorios (Pereda, 2010). Se confirma, como dijo Green (1998), la existencia de la reproducción del maltrato sufrido hacia sus propios hijos, aunque hay una enorme variabilidad, rondando entre el 20 y 30 porciento las personas que fueron abusadas sexualmente en la infancia y repitieron dicho acto con sus descendientes (Clarke et al., 1999; Glasser et al., 2001; Oates et al., 1998)

Consecuencias psicológicas a corto plazo

En contraposición a las consecuencias a largo plazo, los efectos a corto plazo son los ocurridos en los siguientes dos años desde el suceso. Los niños más pequeños suelen, al tener un repertorio de recursos cognitivos limitado, responder con estrategias de negación, mientras que en los mayores suele haber más culpabilización y vergüenza (Echeburúa y de Corral, 2006). Las consecuencias a corto plazo suelen ser menores en niños que en adolescentes, y podemos agruparlas en distintos grupos.

  • Físicas: problemas de sueño, pesadillas, cambios en los hábitos de comidas y pérdida del control de esfínteres.
  • Conductuales: consumo de drogas, huidas del hogar, conductas suicidas, hiperactividad y bajo rendimiento académico.
  • Emocionales: miedo generalizado, agresividad, culpa, depresión, ansiedad, baja autoestima, rechazo del propio cuerpo, desconfianza hacia a los adultos y trastorno de estrés postraumático.
  • Sexuales: conocimiento sexual precoz, masturbación compulsiva, excesiva curiosidad sexual, exhibicionismo y problemas de identidad sexual.
  • Sociales: déficit en habilidades sociales, retraimiento social y conductas antisociales.

El abuso psicológico y emocional en la infancia

Referencias bibliográficas

  • National Research Council. (1993). Understanding child abuse and neglect. National Academies Press.
  • Faller, K. C. (2003). Understanding and assessing child sexual maltreatment. Sage.
  • Herrera, C. R., & Parra, A. F. (2011). Abuso sexual infantil: una revisión con base en pruebas empíricas. Psicología conductual19(1), 7. https://www.behavioralpsycho.com/wp-content/uploads/2019/08/02.Ram%C3%ADrez_19-1oa.pdf
  • Clarke, J., Stein, M. D., Sobota, M., Marisi, M. y Hanna, L. (1999). Victims as victimizers, physical aggression by persons with a history of childhood abuse. Archives of Internal Medicine, 159, 1920-1924.
  • Glasser, M., Kolvin, I., Campbell, D., Glasser, A., Leitch, I. y Farrelly, S. (2001). Cycle of child sexual abuse: Links between being a victim and becoming a perpetrator. British Journal of Psychiatry, 179, 482-494. https://doi.org/10.1192/bjp.179.6.482
  • Oates, R. K., Tebutt, J., Swanston, H., Lynch, D. L. y O’Toole, B. I. (1998). Prior childhood sexual abuse in mothers of sexually abused children. Child Abuse & Neglect, 22 (11), 1113-1118. https://doi.org/10.1016/S0145-2134(98)00091-X
  • López, Y. R., Gigato, B. A. A., & Alvarez, I. G. (2012). Consecuencias psicológicas del abuso sexual infantil. Eureka (Asunción) en Línea9(1), 58-68. http://pepsic.bvsalud.org/pdf/eureka/v9n1/a07.pdf
  • Beltran, N. P. (2010). Consecuencias psicológicas a largo plazo del abuso sexual infantil. Papeles del psicólogo31(2), 191-201. https://www.redalyc.org/pdf/778/77813509005.pdf
  • Echeburúa, E., & Corral, P. D. (2006). Secuelas emocionales en víctimas de abuso sexual en la infancia. Cuadernos de medicina forense, (43-44), 75-82. https://scielo.isciii.es/pdf/cmf/n43-44/06.pdf

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