En Psicología, hay dos corrientes diferentes para abordar las dificultades que surgen en el estudio y explicación del comportamiento: el organicismo y el mecanicismo. La explicación del primero es fundamentalmente la naturaleza, mientras que, para el segundo, es fundamentalmente el aprendizaje. En este contexto, nos encontramos con dos explicaciones distintas, por lo tanto, dos intervenciones posibles, que son además radicalmente diferentes.

Estas dos corrientes se remontan a la antigüedad, surgiendo de las oscuridades del pensamiento griego y que, en la actualidad, son dos formas de pensamiento y de intervención. El organicismo y el mecanicismo fueron formulados en la filosofía griega y se prolongan a través de todo el pensamiento occidental. Sócrates, Platón y Aristóteles impusieron sus teorías y principios a los de Demócrito y Epicuro, proponiendo una teoría con la capacidad de describir el orden de la naturaleza hasta el siglo XVII.

Entonces, Descartes y Newton propusieron las bases para el afianzamiento del mecanicismo, principios que coincidían con los adelantos técnicos y científicos de la gran revolución industrial. En el siglo XX, con la revolución científica, el mecanicismo se situó como la corriente dominante del pensamiento actual, a pesar de que la teoría cuántica haya demostrado las limitaciones de este pensamiento y los hallazgos de la biología nos hayan demostrado aspectos ligados al organicismo.

Lo óptimo sería un modelo explicativo que permitiese conjuntar los diversos aspectos del mecanicismo y del organicismo un una nueva síntesis, que nos permitiese crear un nuevo paradigma integrador, pero no se prevé que esto vaya a suceder, menos aún con el reduccionismo actual existente en las ciencias y, por lo que nos incumbe, en las ciencias de la salud.

Ambos aportan conceptos que resultan irreductibles entre si, porque suponen concepciones radicalmente diferentes acerca del hombre y del desarrollo humano.

El Mecanicismo

El modelo mecanicista presenta un sistema muy básico, similar al funcionamiento de una máquina (Barberis, 2012). Esa máquina, metáfora del desarrollo humano, se mueve de acuerdo con ciertas leyes que funcionan como causa eficiente de los correspondientes comportamientos ligados al desarrollo. Cada una de las piezas de esta máquina tiene su función, pudiéndose predeterminar el funcionamiento a partir del funcionamiento de cada una de sus partes.

Para los filósofos Epicuro y Demócrito, antecedentes más cercanos del conductismo, neoconductismo y de las teorías del aprendizaje, el organismo sería pasivo en la construcción de lo real, y todo el conocimiento vendría a través del aprendizaje (Silva, 2007). El organismo es reactivo, sin conocimientos previos, y no va a imponerse a la realidad en nada excepto en lo que la realidad se le ha impuesto.

Coll (1979) señala algunos principios compartidos por las teorías mecanicistas:

  1. Lo importante es lo visible y externo, es decir, la conducta observable.
  2. El aprendizaje queda reducido a una sustitución progresiva de estímulos y respuestas.
  3. Es más importante lo más pequeño y molecular que lo amplio y molar.
  4. Esto lleva a definir la personalidad como cadena o jerarquía de reflejos y hábitos.
  5. Consideran que los procesos observados en el análisis de las conductas animales son coincidentes con las unidades básicas del comportamiento humano.
  6. Suponen que las primeras impresiones exteriores sobre el organismo son las más importantes: «las ideas simples y originarias constituyen la base de la vida mental posterior y, en este sentido, la condicionan fuertemente».
  7. No admiten más variable y conceptos en Psicología que aquellos que puedan ser definidos operativamente, es decir, que se puedan reducir a datos observables.

El Organicismo

Si la metáfora o la representación del modelo mecanicista es una máquina, la del modelo organicista sería cualquier organismo vivo, activo y organizado (Brá, 2012). El objeto de estudio ha de ser analizado en su complejidad y en sus principios de organización ya dada. El estudio de cada una de las partes del organismo o del objeto a investigar, no nos dará información sobre el todo, ya que este no es la suma de las partes que lo conforman sino un todo organizado según principios que es necesario investigar en sus aspectos de cualidad y de cantidad.

El origen en la filosofía parte de los postulados platónicos, sigue en Leibnitz, y continúa en las escuelas asociacionistas centroeuropeas; en sus referentes psicológicos se encuadraría la teoría de la Gestalt y las hipótesis piagetianas.

El desarrollo se plantea de la siguiente manera: existe una estructura que va cambiando conforme a un esquema en buena parte ligado a la naturaleza, y, en respuesta a un mundo circundante, frente al cual se comporta como un organismo activo (Brá, 2012). El cambio sucede en etapas, ocurriendo cambios cualitativos entre las diferentes fases de desarrollo.

Cabe destacar que el modelo organicista está en la base de la mayor parte de las teorías de desarrollo, desde el psicoanálisis, hasta la teoría de Piaget o los postulados de Bowlby.

¿Es posible una integración de ambas perspectivas?

Hoy en día es necesario el estudio y análisis de los procesos mentales todo lo que sea posible antes de intervenir sobre ellos, por lo que tener diversas perspectivas es importante. Aún así, gracias a los numerosos estudios de las últimas décadas, sabemos también que es imprescindible estudiar cada caso como único y especial, hacer una evaluación personal para tomar decisiones. Partir de una estadística o modelo general, como hace el mecanicismo, para todos, es una posición demasiado reduccionista, ya que se afirma que absolutamente todos los problemas son causados por el aprendizaje, sin aportar además ningún estudio que lo verifique.

Por lo tanto, situarse delante de ambos métodos e informarse sobre ellos es una alternativa necesaria, antes de elegir a ciegas. La posición mecanicista tiene menos costes en tiempo, pero pueden aparecer costes psíquicos, además de ser una estrategia en contra de la naturaleza; el enfoque organicista puede ser más trabajoso, y puede dejarnos sin estrategias concretas, pero es considerado como una posición más humana y natural, más empática (Huertas, 1997).

La recomendación general sería evaluar si el problema es de aprendizaje para esa persona en particular o no lo es. Si lo es, se llevarán a cabo métodos de «adiestramiento» pero, si no lo es, se establecerán métodos de intervención naturales, en la medida de lo posible. Aunque sean más costosos, son más tranquilizadores para la persona.

Cambiar de posición, saber que estamos hablando desde teorías de conocimiento o paradigmas, nos da la fuerza del pensar abstracto, del pensar más elevado y más genuinamente humano sin quedarnos sujetos y confinados a la más neta realidad, frente a la cual solo nos quedan las luchas de cifras.

Qué es la Psicología y sus principales enfoques

Referencias bibliográficas

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