La dispraxia verbal, también conocida como apraxia del habla, es un trastorno neurológico que afecta la capacidad de llevar a cabo los movimientos necesarios para producir habla. No es el resultado de algún tipo de debilidad muscular o parálisis de los músculos del habla, sino que se debe a que existe una dificultad en la planificación y coordinación de los movimientos.
En qué consiste la Dispraxia verbal
La dispraxia es un trastorno del desarrollo del habla en los niños que les dificulta pronunciar palabras, sílabas y sonidos adecuadamente. A día de hoy, sus causas exactas siguen siendo un misterio, aunque se cree que tiene un origen neurológico y se manifiesta desde el nacimiento.
Esta dificultad no se debe a problemas musculares o parálisis, es el cerebro el que presenta las dificultades al intentar coordinar los movimientos de partes del cuerpo, como los labios, la mandíbula y la lengua, necesarios para el habla. Aunque el niño tiene claro lo que desea expresar, la coordinación de los movimientos para hablar se ve comprometida. Una característica distintiva de este trastorno es la lucha que enfrentan los niños al intentar seleccionar fonemas, organizarlos en secuencia y coordinar los movimientos necesarios para producirlos.
Características de la Dispraxia verbal
La dispraxia verbal, al ser un trastorno que afecta la coordinación de los movimientos necesarios para el habla, presenta una serie de características distintivas que pueden variar en gravedad y manifestación entre los niños afectados. A continuación, se detallan algunas de estas características:
- Inconsistencia en la producción del habla: Un niño con dispraxia verbal puede pronunciar una palabra correctamente en un momento y tener dificultades para hacerlo en otro. Estos errores son inconsistentes y pueden variar cada vez que intentan decir la misma palabra.
- Dificultad con secuencias de sonidos: Los niños afectados suelen tener más problemas al pronunciar palabras o frases con secuencias de sonidos complejas o poco familiares.
- Errores de sustitución, omisión o distorsión: Pueden sustituir un sonido por otro, omitir sonidos en una palabra o distorsionar la forma en que se produce un sonido.
- Dificultades con el ritmo y la prosodia: El habla puede ser lenta y a menudo se caracteriza por un ritmo entrecortado. Pueden tener problemas para acentuar las sílabas correctas o para mantener un ritmo fluido al hablar.
- Mayor claridad en contextos familiarizados: También pueden hablar con mayor claridad en situaciones familiares o cuando están relajados, pero tienen dificultades en situaciones nuevas o estresantes.
- Dificultad para Imitar el habla: Aunque pueden tener problemas para producir palabras de forma espontánea, cuando se les pide que imiten un sonido o palabra, pueden hacerlo con mayor precisión.
- Problemas con la coordinación orofacial: Más allá del habla, pueden presentar dificultades con acciones como soplar, chupar o masticar.
- Conciencia del error: Es común que los niños con dispraxia verbal sean conscientes de sus errores al hablar y pueden mostrarse frustrados o reacios a hablar en situaciones donde se sientan juzgados o presionados.
- Dificultades en la organización temporal: Pueden tener problemas para ordenar sonidos en la secuencia correcta, lo que lleva a errores en la estructura de las palabras.
- Desarrollo del lenguaje desigual: Aunque la comprensión del lenguaje suele ser adecuada, la expresión puede verse afectada, lo que lleva a un desequilibrio entre lo que entienden y lo que pueden expresar verbalmente.
Causas de la Dispraxia
Este es un trastorno del habla que todavía se está investigando, y aunque sus causas exactas no se comprenden completamente, hay varias teorías y observaciones que sugieren los siguientes posibles factores:
- Origen neurológico: Algunas teorías sugieren que dispraxia verbal tiene un origen neurológico, lo que significa que está relacionada con la forma en que el cerebro coordina y planifica los movimientos necesarios para el habla. Las investigaciones han mostrado que puede haber diferencias en la estructura y función de ciertas áreas del cerebro en personas con dispraxia verbal.
- Factores genéticos: También existen estudios sobre el componente genético de la dispraxia. Es decir, puede haber una predisposición hereditaria a desarrollar el trastorno. Esto se basa en observaciones de que a menudo hay varios miembros de una familia que presentan problemas similares de habla o comunicación.
- Complicaciones durante el embarazo o el parto: Algunos investigadores han explorado la posibilidad de que las complicaciones durante el embarazo o el parto, como la falta de oxígeno, puedan estar relacionadas con el desarrollo de la dispraxia verbal.
- Lesiones cerebrales: En algunos casos, la dispraxia verbal puede estar asociada con lesiones cerebrales tempranas, ya sea debido a un trauma, una infección o alguna otra afección médica.
- Trastornos asociados: La dispraxia verbal también puede presentarse junto con otros trastornos del desarrollo, como el trastorno del espectro autista o ciertas condiciones genéticas. Sin embargo, es importante señalar que no todos los niños con estos trastornos desarrollarán dispraxia verbal.
- Factores ambientales: Aunque no hay evidencia concluyente, se está investigando también si factores ambientales, como la exposición a ciertas sustancias durante el embarazo, podrían jugar un papel en el desarrollo de la dispraxia verbal.
A pesar de estas teorías, es esencial entender que la dispraxia verbal es un trastorno complejo y que es probable que no haya una única causa. En muchos casos, puede ser el resultado de una combinación de factores. La investigación continua en este campo es crucial para obtener una comprensión más clara de las causas y, en última instancia, mejorar las intervenciones y tratamientos disponibles.
Diagnóstico
Para hacer un buen diagnóstico de la dispraxia verbal, se requiere una evaluación especializada por un logopeda con experiencia en trastornos motores del habla, ya que es el profesional más indicado para llevar a cabo este diagnóstico.
Procedimientos de Evaluación:
- Pruebas de mecanismos orales: Estas pruebas evalúan la capacidad del individuo para realizar movimientos específicos con los órganos del habla, como los labios, la lengua y el paladar. Esto puede incluir tareas como soplar, lamer los labios o elevar la lengua.
- Examen oral: Un examen detallado de la boca puede ayudar a descartar otros problemas físicos que podrían estar afectando el habla, como anomalías estructurales o debilidad muscular.
- Observación directa: Observar al individuo mientras habla y come puede proporcionar información valiosa sobre cómo coordina los movimientos de los órganos del habla y si hay alguna inconsistencia o dificultad en la producción del habla.
- Evaluación del habla: Se puede pedir al individuo que repita sonidos, palabras o frases para evaluar la precisión, fluidez y ritmo del habla.
- Historial del desarrollo: Recopilar información sobre el desarrollo temprano del habla y el lenguaje del niño puede proporcionar pistas sobre la naturaleza y gravedad del trastorno.
Consideraciones de Edad:
Es importante tener en cuenta que diagnosticar la dispraxia verbal en niños muy pequeños puede ser un desafío. En niños menores de 2 años, un diagnóstico definitivo generalmente no es posible debido a la variabilidad natural en el desarrollo del habla y el lenguaje a esa edad. Incluso en niños de 2 a 3 años, un diagnóstico claro puede ser difícil, ya que pueden no tener la capacidad de concentrarse o cooperar plenamente con las pruebas diagnósticas.
Sin embargo, si se sospecha de dispraxia verbal en un niño pequeño, es crucial comenzar con intervenciones tempranas y terapia del habla para apoyar su desarrollo comunicativo. Con el tiempo, a medida que el niño crece y se desarrolla, el diagnóstico puede volverse más claro y preciso.
Tratamiento
Aunque la dispraxia no tiene cura, puede ser manejada y mejorada con intervenciones adecuadas. La clave es una intervención temprana y personalizada que se adapte a las necesidades específicas del individuo.
Enfoques terapéuticos:
- Terapia individualizada: La terapia del habla y lenguaje es esencial. Esta terapia suele ser uno a uno con un patólogo del habla y lenguaje especializado. Se enfoca en mejorar la coordinación de los movimientos orales necesarios para el habla y en desarrollar habilidades de comunicación.
- Consistencia: Para niños con dispraxia verbal, mantener una forma de comunicación coherente y consistente es crucial. Esto ayuda a establecer una base sólida sobre la cual pueden construir y mejorar sus habilidades de habla.
- Intensidad: La terapia debe ser intensiva para ser efectiva. Se recomienda que los pacientes reciban entre 3 y 5 sesiones de terapia a la semana. Para los niños más pequeños, sesiones más cortas, de alrededor de 30 minutos, suelen ser más efectivas para mantener su atención y concentración.
- Enfoque en el aprendizaje motor: Las técnicas que se basan en la teoría del aprendizaje motor y que implican práctica repetida y estructurada de los movimientos del habla han demostrado ser beneficiosas.
- Evitar terapias no específicas: Las terapias que se centran exclusivamente en ejercicios orales sin relación directa con la producción del habla (como soplar o chupar) generalmente no son efectivas por sí solas para tratar la dispraxia verbal.
- Enfoques multi-sensoriales: La incorporación de múltiples sentidos en la terapia puede ser beneficiosa. Esto puede incluir el uso de lenguaje de señas, imágenes, pistas visuales y sistemas de comunicación alternativa y aumentativa. Estos enfoques pueden ayudar a reforzar el aprendizaje y proporcionar a los pacientes otras formas de comunicarse mientras trabajan en mejorar su habla.
Es importante recordar que cada individuo con dispraxia verbal es único, y lo que funciona para una persona puede no ser efectivo para otra. Por lo tanto, es esencial que el tratamiento sea adaptado a las necesidades específicas del paciente y que se realice una revisión y ajuste regular del plan de tratamiento según sea necesario.
Referencias
- Asociación Española de Logopedia, Foniatría y Audiología (AELFA). (2015). Guía de intervención logopédica en dispraxia verbal. Madrid: Editorial Médica.
- García, M., & Rodríguez, C. (2017). Trastornos del habla: Desde la infancia a la adolescencia. Barcelona: Ediciones Pirámide.