La Terapia Metacognitiva (MCT, por sus siglas en inglés) desarrollada por Adrian Wells gracias a un enfoque terapéutico que se centra en la regulación y modificación de los procesos metacognitivos, en lugar de en el contenido de los pensamientos en sí. Este modelo sugiere que las respuestas prolongadas a los pensamientos negativos y las estrategias de afrontamiento maladaptativas (como el rumiar o preocuparse) pueden mantener y exacerbar los problemas psicológicos.
La metacognición y las creencias metacognitivas
La Metacognición es un concepto que se refiere a la «cognición sobre la cognición» o, en términos más simples, «pensar sobre el pensamiento». Es la capacidad de una persona para analizar, entender y controlar sus propios procesos cognitivos. En otras palabras, es la conciencia y el entendimiento de nuestros propios procesos de pensamiento.
La metacognición se refiere a «pensar sobre el pensamiento» o a la capacidad de reflexionar sobre nuestros propios procesos cognitivos.
La metacognición se puede dividir en dos componentes principales:
- Conocimiento metacognitivo: Es el conocimiento que tenemos sobre nuestros propios procesos cognitivos. Esto incluye:
- Conocimiento declarativo: Saber «qué». Por ejemplo, ser consciente de que uno es mejor aprendiendo visualmente que auditivamente.
- Conocimiento procedimental: Saber «cómo». Por ejemplo, saber cómo abordar un tipo particular de problema o tarea.
- Conocimiento condicional: Saber «cuándo» y «por qué». Por ejemplo, reconocer en qué circunstancias es mejor usar una estrategia de estudio particular.
- Regulación metacognitiva: Se refiere a las actividades que controlan y regulan el aprendizaje y el pensamiento. Esto incluye:
- Planificación: Decidir qué estrategias usar y cómo abordar una tarea.
- Monitoreo: Evaluar el progreso hacia la finalización de una tarea.
- Evaluación: Revisar y evaluar el rendimiento después de completar una tarea.
Este elaborado proceso de pensamiento es algo único de los humanos y esencial para el aprendizaje eficaz y la resolución de problemas. Las personas que son más metacognitivamente activas tienden a ser más exitosas en sus tareas porque están más conscientes de sus fortalezas y debilidades, y pueden adaptar sus estrategias en consecuencia.
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Creencias metacognitivas
Las creencias metacognitivas son aquellas creencias previas que las personas tienen sobre sus propios procesos cognitivos y sobre la naturaleza y función de sus pensamientos. Estas creencias pueden influir en cómo las personas responden a sus propios pensamientos, emociones y experiencias. Adrian Wells, quien desarrolló la Terapia Metacognitiva (MCT), ha destacado la importancia de estas creencias en la aparición y mantenimiento de trastornos psicológicos.
Las creencias metacognitivas se dividen generalmente en dos tipos:
- Creencias metacognitivas positivas: Son creencias sobre los beneficios o utilidades de ciertos procesos cognitivos, como preocuparse o rumiar. Por ejemplo:
- «Preocuparme me ayuda a estar preparado/a».
- «Rumiar sobre el pasado me ayuda a no cometer los mismos errores».
- Creencias metacognitivas negativas: Estas son creencias que tratan sobre peligros o amenazas asociadas con ciertos procesos cognitivos. Por ejemplo:
- «No puedo controlar mis pensamientos».
- «Si sigo preocupándome de esta manera, podría volverse loco/a».
Desgraciadamente, estas creencias metacognitivas pueden contribuir a la aparición y mantenimiento de trastornos psicológicos. Por ejemplo, una persona que cree que preocuparse es útil (creencia metacognitiva positiva) puede generar preocupaciones excesivas que no contribuyen a su bienestar. Si además, también cree que no puede controlar sus preocupaciones (creencia metacognitiva negativa), puede experimentar altos niveles de ansiedad y sentirse atrapada en un ciclo de preocupación constante.
La Terapia Metacognitiva (MCT) se centra en identificar y desafiar estas creencias metacognitivas maladaptativas. Al hacerlo, busca cambiar la relación de la persona con sus pensamientos y reducir las estrategias de afrontamiento maladaptativas, como la rumiación o la preocupación excesiva.
Estrategias de afrontamiento maladaptativas
Las estrategias de afrontamiento maladaptativas son respuestas o comportamientos que las personas utilizan para manejar o enfrentar situaciones estresantes o emociones difíciles, pero que, a largo plazo, pueden ser perjudiciales o ineficaces. Estas estrategias pueden proporcionar alivio temporal, pero no abordan la causa subyacente del estrés o el problema, y a menudo pueden exacerbar la situación o crear problemas adicionales.
Algunas estrategias de afrontamiento maladaptativas más habituales y sus posibles consecuencias son las siguientes:
- Negación: Negar o ignorar un problema en lugar de enfrentarlo. Aunque puede proporcionar un alivio temporal, a largo plazo, los problemas no resueltos pueden empeorar.
- Evitación: Evitar activamente situaciones, personas o pensamientos que causen malestar. Esto puede llevar a la pérdida de oportunidades y al aislamiento social.
- Procrastinación: Retrasar o evitar tareas o decisiones importantes. Esto puede aumentar el estrés y la ansiedad a medida que las tareas pendientes se acumulan.
- Rumiación: Pensar obsesivamente sobre eventos pasados, errores o problemas sin llegar a una solución o resolución. Esto puede aumentar los sentimientos de tristeza o ansiedad.
- Autolesión: Dañarse físicamente como una forma de manejar el dolor emocional. Esto puede llevar a lesiones graves y no aborda las causas subyacentes del malestar emocional.
- Abuso de sustancias: Usar drogas o alcohol para escapar o aliviar el dolor emocional. Aunque puede proporcionar un alivio temporal, puede llevar a la adicción y a problemas de salud a largo plazo.
- Comportamiento impulsivo: Tomar decisiones apresuradas sin pensar en las consecuencias. Esto puede llevar a problemas adicionales o complicaciones.
- Auto-culpa: Culparse constantemente por eventos o situaciones, incluso cuando no es responsable. Esto puede disminuir la autoestima y aumentar los sentimientos de inutilidad.
- Agresión: Descargar el estrés o la frustración a través de comportamientos agresivos o violentos. Esto puede dañar las relaciones y llevar a problemas legales.
Es importante destacar que cualquiera, en algún momento difícil de su vida, puede recurrir a alguna de estas estrategias de afrontamiento. Sin embargo, cuando se convierten en la principal forma de manejar el estrés o las emociones, pueden ser perjudiciales para la salud mental y física de una persona. Reconocer y ser consciente de estas estrategias maladaptativas es el primer paso para cambiarlas.
Desregulación cognitiva y su relación con los trastornos mentales
La desregulación cognitiva es un término que describe la dificultad o incapacidad de una persona para gestionar y controlar sus procesos cognitivos, especialmente cuando se enfrenta a situaciones estresantes. En esencia, es cuando los mecanismos normales que regulan el pensamiento, la atención y la emoción no funcionan como deberían.
Las personas con desregulación cognitiva pueden tener problemas para cambiar su atención, controlar pensamientos no deseados, manejar sus emociones o procesar información de manera adaptativa. Estas dificultades pueden manifestarse como rumiaciones sobre el pasado, preocupaciones excesivas sobre el futuro, problemas de concentración, respuestas emocionales intensas o inapropiadas y comportamientos impulsivos.
Esta desregulación está vinculada a varios trastornos psicológicos, como la ansiedad, la depresión, los trastornos de la alimentación y el trastorno límite de la personalidad (TLP), entre otros. Las causas de la desregulación cognitiva pueden ser variadas, desde experiencias traumáticas en la infancia y anomalías cerebrales hasta factores genéticos y exposición a estresores crónicos.
Desapego y reenfoque
El desapego y el reenfoque son conceptos centrales en la Terapia Metacognitiva (MCT) y en otras modalidades terapéuticas. Estas estrategias están diseñadas para ayudar a las personas a cambiar su relación con sus pensamientos y a dirigir su atención de manera más adaptativa.
El Desapego
El desapego, en el contexto terapéutico, se refiere a la capacidad de distanciarse o desvincularse de pensamientos, emociones o sensaciones específicas sin juzgarlos o reaccionar a ellos impulsivamente. No significa ignorar o suprimir estos pensamientos o emociones, sino más bien observarlos de una manera no crítica y no reactiva.
Beneficios del desapego:
- Reducción de la rumiación y la preocupación: Al no quedar atrapados en ciclos de pensamiento repetitivos, las personas pueden experimentar una disminución de la rumiación y la preocupación.
- Mejora de la regulación emocional: Al observar las emociones sin reaccionar impulsivamente, las personas pueden responder a situaciones estresantes de manera más calmada y reflexiva.
- Aumento de la autoconciencia: Al practicar el desapego, las personas pueden desarrollar una mayor conciencia de sus patrones de pensamiento y comportamiento.
El Reenfoque
El reenfoque implica dirigir deliberadamente la atención hacia una actividad o pensamiento diferente, alejándola de pensamientos o emociones problemáticos. Es una estrategia activa que busca reorientar la mente.
Los principales beneficios del reenfoque son:
- Reducción del estrés y la ansiedad: Al centrarse en actividades o pensamientos más constructivos o placenteros, las personas pueden experimentar una disminución del estrés y la ansiedad.
- Promoción de pensamientos positivos: Al reorientar la atención hacia actividades o pensamientos positivos, se puede contrarrestar la tendencia a centrarse en lo negativo.
- Fomento de la acción: El reenfoque puede ayudar a las personas a moverse hacia acciones constructivas en lugar de quedar atrapadas en la inacción.
En la práctica, el desapego y el reenfoque a menudo se utilizan juntos. Por ejemplo, una persona podría notar que está comenzando a preocuparse por un problema en el trabajo (desapego) y luego decidir centrar su atención en una actividad relajante, como leer o escuchar música (reenfoque). Estas estrategias, cuando se practican regularmente, pueden ayudar a las personas a gestionar mejor el estrés, la ansiedad y otros desafíos emocionales.
Modificación de creencias metacognitivas
La modificación de creencias metacognitivas es otro componente esencial de la Terapia Metacognitiva (MCT). Esta intervención se centra en identificar, desafiar y cambiar las creencias que las personas tienen sobre sus propios procesos de pensamiento. Estas creencias metacognitivas pueden ser tanto positivas como negativas y, a menudo, juegan un papel crucial en la aparición y mantenimiento de trastornos psicológicos.
¿Por qué es importante modificar las creencias metacognitivas?
Las creencias metacognitivas pueden influir en cómo las personas responden a sus pensamientos. Por ejemplo, si alguien cree que preocuparse constantemente es una forma efectiva de prevenir problemas futuros (una creencia metacognitiva positiva), es probable que se involucre en la preocupación excesiva. Sin embargo, si también cree que no puede controlar sus preocupaciones (una creencia metacognitiva negativa), puede sentirse atrapado en un ciclo de ansiedad constante.
Proceso de modificación de creencias metacognitivas:
- Identificación: El primer paso es identificar las creencias metacognitivas que una persona tiene. Esto se puede hacer a través de entrevistas clínicas, cuestionarios o discusiones terapéuticas.
- Desafío: Una vez identificadas, estas creencias se desafían. Esto puede implicar pedir a la persona que proporcione evidencia que respalde su creencia, o presentarle información que contradiga su creencia.
- Experimentación: Se pueden diseñar experimentos conductuales para poner a prueba las creencias metacognitivas. Por ejemplo, si alguien cree que no puede controlar sus preocupaciones, podría establecerse un período durante el cual intente no preocuparse, para evaluar la validez de esa creencia.
- Reestructuración: A medida que las personas reconocen que sus creencias metacognitivas pueden no ser precisas o útiles, trabajan con el terapeuta para desarrollar y fortalecer nuevas creencias más adaptativas.
- Práctica y consolidación: Las nuevas creencias se practican y refuerzan a través de tareas y ejercicios, tanto dentro como fuera de la sesión terapéutica.
Beneficios de la modificación de creencias metacognitivas:
- Reducción de síntomas: Al cambiar creencias metacognitivas maladaptativas, los síntomas de trastornos como la ansiedad y la depresión pueden disminuir.
- Mejora de la regulación emocional: Las personas pueden aprender a responder a sus pensamientos y emociones de manera más adaptativa.
- Desarrollo de habilidades de afrontamiento: Al comprender y modificar sus creencias sobre el pensamiento, las personas pueden desarrollar mejores habilidades para enfrentar el estrés y los desafíos.
La Terapia Metacognitiva ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de una variedad de trastornos, incluida la depresión, el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y otros. Se diferencia de la terapia cognitivo-conductual (TCC) tradicional en que, mientras que la TCC se centra en desafiar y cambiar el contenido de los pensamientos negativos, la MCT se centra en cambiar la relación de la persona con esos pensamientos y en modificar las creencias sobre el pensamiento en sí.
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Referencias
- Wells, A. Terapia metacognitiva para la ansiedad y la depresión. Biblioteca de Psicología. Ed. Desclée De Brouwer, S. A. Bilbao. 2020