Recientemente, el hospital Sant Pau de Barcelona realizó una cirugía pionera en Europa para la cura de la depresión para aquellos casos en los que el paciente no responde a los tratamientos convencionales. Te contamos todos los detalles de esta revolucionaria técnica quirúrgica que también es efectiva en otros trastornos mentales.
La técnica de la Estimulación Cerebral Profunda
La técnica de la Estimulación Cerebral Profunda (ECP) se utiliza para tratar trastornos mentales graves como la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la esquizofrenia, la anorexia, el trastorno bipolar y la agresividad, en casos resistentes a otros tratamientos farmacológicos o psicológicos, en los que obtiene un 60% de efectividad.
Esta técnica utiliza un dispositivo llamado neuroestimulador que permite transmitir señales eléctricas a las áreas del cerebro que controlan el movimiento, el dolor, el estado de ánimo, el peso, el trastorno obsesivo compulsivo, entre otros. Los impulsos eléctricos viajan desde el neuroestimulador, a lo largo del cable de extensión hacia el cerebro, donde interfieren y bloquean las señales eléctricas que causan los síntomas de estas enfermedades.
La operación consiste en la implantación de dos electrodos de poco más de 1 milímetro mediante una técnica de cirugía estereotáxica (que es un método mínimamente invasivo), uno en cada hemisferio del cerebro, que producen una estimulación regular en un área del cerebro implicada en la neurobiología de estos trastornos con el objetivo de reequilibrar un circuito disfuncional. Ambos dispositivos no son visibles externamente.
La ECP se aplica únicamente en pacientes extremadamente graves y en los que no han tenido éxito los tratamientos previos. En general, se estima que, de media, el 70% de los pacientes operados mejora significativamente. En la depresión, la tasa de mejoría es del 60%; en TOC, del 70%; en agresividad, entre el 70-75% y en trastorno bipolar es del 66%.
La cirugía se realiza en dos etapas, la primera permite la colocación de los electrodos en el cerebro y se lleva a cabo bajo anestesia local, por lo que el paciente se encuentra despierto, pero sin notar ningún dolor. En la segunda etapa, se implanta el generador de impulsos debajo de la piel, cerca de la clavícula y se conecta a los electrodos mediante unas extensiones subcutáneas, y esta parte sí se realiza bajo anestesia general en una operación que dura alrededor de 6 horas.
la Estimulación Cerebral Profunda se aplica en pocos casos, pese a los buenos resultados que obtiene, debido principalmente a que se trata de una técnica poco conocida y a que existe una falta de información entre los especialistas y poca experiencia a nivel mundial.
Está previsto que en el futuro, este tipo de intervención se amplíe a otras patologías neuropsiquiátricas que son resistentes a las estrategias convencionales y en las que la neurobiología del trastorno están implicados circuitos cerebrales que afectan a áreas cerebrales que abarcan los ganglios basales.
Cómo se alimenta el dispositivo que emite las señales eléctricas
El dispositivo que emite las señales eléctricas en la Estimulación Cerebral Profunda (ECP) recibe el nombre de neuroestimulador, y se trata de un dispositivo similar a un marcapasos cardíaco que genera pulsos eléctricos y está alimentado por una batería.
El neuroestimulador se implanta generalmente bajo la piel en el área del pecho durante la cirugía, y las baterías del dispositivo pueden durar varios años, dependiendo del tipo de batería y de la configuración específica del dispositivo. Algunas baterías son recargables y pueden durar hasta 10 años, mientras que otras que no son recargables pueden necesitar ser reemplazadas cada 2 a 3 años.
Las baterías recargables de este tipo de dispositivos implantables se recargan a través de un proceso de inducción electromagnética que implica el uso de dos bobinas de alambre: una dentro del dispositivo implantado y otra en un cargador externo.
Cuando el cargador externo se coloca sobre la piel, en el lugar donde se encuentra el dispositivo implantado, se genera un campo magnético que induce una corriente eléctrica en la bobina del dispositivo implantado, que se utiliza para recargar la batería.
El proceso de recarga es completamente indoloro y generalmente se realiza mientras el paciente está despierto y puede continuar con sus actividades normales. La frecuencia de recarga depende de la configuración específica del dispositivo, pero puede ser necesaria semanalmente o incluso más a menudo en algunos casos.
En el caso de las baterías no recargables, cuando la batería se agota, es necesaria una pequeña cirugía para reemplazar el neuroestimulador, sin embargo, esta es una cirugía menor en comparación con la cirugía inicial para implantar los electrodos en el cerebro y el neuroestimulador en el paciente.
Los pacientes sometidos a este tipo de operaciones mantienen contacto regular con su equipo médico para monitorear el funcionamiento del dispositivo y programar cualquier cirugía necesaria para reemplazar la batería cuando sea necesario.
Cuánto tiempo tarda en ser efectivo el tratamiento
Algunos pacientes pueden comenzar a notar cierta mejoría en sus síntomas poco después de la cirugía, pero es habitual que los cambios significativos aparezcan a lo largo de los años. En algunos casos, puede ser necesario ajustar la configuración del dispositivo de ECP después de la cirugía para optimizar los resultados, lo cual puede prolongar el tiempo hasta que se observen mejoras.
Hay que tener en cuenta que la Estimulación Cerebral Profunda no es una cura total para estos trastornos, sino que es una herramienta para ayudar a manejar los síntomas, y aunque puede proporcionar un alivio significativo para algunos pacientes, no todos los pacientes responden igual al tratamiento y algunos pueden continuar experimentando síntomas a pesar de la operación.
El seguimiento del paciente después de la cirugía es una parte vital del tratamiento, y los pacientes generalmente necesitarán visitar a su médico regularmente para monitorear su progreso y ajustar la configuración del dispositivo si es necesario. Estas visitas de seguimiento suelen ser frecuentes al principio, justo después de la cirugía, pero se vuelven menos frecuentes con el tiempo si el paciente está respondiendo bien al tratamiento.
Además, los pacientes pueden necesitar continuar con otros tratamientos para su trastorno, ya sea medicación o terapia, después de la cirugía. El equipo de atención médica del paciente trabajará con ellos para desarrollar un plan de tratamiento integral que se adapte a sus necesidades específicas.
Cuáles pueden ser los efectos secundarios
La Estimulación Cerebral Profunda, como cualquier otro procedimiento invasivo, puede presentar ciertos efectos secundarios y riesgos. Además de los riesgos asociados a cualquier cirugía, pueden existir ciertos efectos secundarios neurológicos, y es que algunos pacientes experimentan cambios temporales o permanentes en su estado de ánimo, comportamiento, o funciones cognitivas después de la cirugía o incluso problemas con el habla, el equilibrio o la coordinación.
Debido al proceso de neuroestimulación, algunos pacientes pueden notar un hormigueo o contracciones musculares, cuando el dispositivo está en marcha. Todos estos efectos secundarios a menudo pueden ser atenuados ajustando la configuración del dispositivo.
Aunque la ECP puede ser muy efectiva para controlar los síntomas en algunos pacientes, no todos los pacientes responden al tratamiento, y algunos pueden continuar experimentando síntomas significativos a pesar de la cirugía.
Es importante que los pacientes sean conscientes de los riesgos y posibles efectos secundarios de la operación antes de someterse a la Estimulación Cerebral Profunda, ya que, aunque puede ser un tratamiento muy efectivo para algunos trastornos neurológicos y psiquiátricos, siempre hay que considerar cuidadosamente los posibles riesgos y beneficios.
Otras enfermedades mentales susceptibles de tratarse con esta técnica
La Estimulación Cerebral Profunda se ha utilizado con éxito para tratar una gran variedad de trastornos neurológicos y psiquiátricos. Además de su aplicación en la depresión resistente al tratamiento, ha demostrado una gran efectividad en el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), que es un trastorno de ansiedad caracterizado por pensamientos intrusivos y comportamientos compulsivos, donde esta técnica ha demostrado que puede ayudar a aliviar los síntomas en casos de TOC resistente al tratamiento.
Otro de los trastornos mentales en los que se aplica esta técnica es en la esquizofrenia, que aunque se suele tratar típicamente con medicamentos y terapia, la Estimulación Cerebral Profunda puede ser una opción para casos de esquizofrenia resistentes al tratamiento.
Esta técnica también ha sido aplicada en casos de agresividad, especialmente cuando esta agresividad resulta perjudicial para el propio individuo, como en personas con trastornos del espectro autista que se autolesionan.
En algunos trastornos alimentarios como la anorexia se aplica con éxito la Estimulación Cerebral Profunda cuando los tratamientos con terapia no han resultado efectivos.
Además de estos trastornos, la ECP también se ha utilizado para tratar el trastorno de estrés postraumático (TEPT), el trastorno bipolar, el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), y ciertos trastornos del movimiento como el Parkinson.
En cualquier caso, hay que tener siempre en cuenta que la Estimulación Cerebral Profunda es un procedimiento invasivo y se considera generalmente como un último recurso cuando otros tratamientos no han sido efectivos.
La Estimulación Magnética Transcraneal, una alternativa menos invasiva
A diferencia de la Estimulación Cerebral Profunda, la Estimulación Magnética Transcraneal (EMT) es un procedimiento no invasivo que se utiliza igualmente para tratar una gran variedad de condiciones, incluyendo la depresión y otros trastornos del estado de ánimo.
Durante una sesión de EMT, se coloca una bobina electromagnética en el cuero cabelludo del paciente que emite estímulos con una cierta intensidad y frecuencia mediante un campo magnético que atraviesa el cráneo y llega hasta el cerebro, influyendo en la actividad de las células nerviosas en la región del cerebro a la que se dirige, lo que tiene un efecto terapéutico y produce un alivio sintomático.
La ventaja de esta técnica es que se puede aplicar de forma ambulatoria, sin necesidad de ingreso hospitalario, ya que resulta indolora y no requiere anestesia, y no se le atribuyen efectos secundarios importantes.
Al igual que la Estimulación Cerebral Profunda, se utiliza cuando los tratamientos tradicionales para la depresión, como los medicamentos y la terapia, no han sido efectivos, y aunque el procedimiento puede ser muy útil para tratar este tipo de trastornos, no todas las personas responden de igual forma al tratamiento y algunos pueden experimentar dolores de cabeza o malestar en el lugar de la estimulación.
Bibliografía