La «ceguera funcional» es un trastorno de conversión poco común, donde el estrés psicológico se convierte en síntomas físicos y la persona experimenta ceguera a pesar de que no existe ningún problema médico con sus ojos.
Características de la ceguera funcional
La ceguera funcional, también conocida como ceguera histérica o ceguera psicosomática, es una alteración de la función visual sin que exista causa una orgánica que la justifique, es decir, los ojos, el nervio óptico y la corteza visual cerebral funcionan correctamente, pero el afectado es incapaz de ver. Este fenómeno puede ser causado por trastornos psicológicos que provocan una sintomatología que no puede ser controlada por las personas que lo experimentan y perciben que de verdad existe una pérdida visual.
En estos casos, los profesionales de la salud mental pueden trabajar con el individuo para abordar las causas subyacentes del estrés psicológico que está provocando este síntoma físico.
Los síntomas de la ceguera funcional pueden variar ampliamente, desde visión borrosa o tunelada hasta ceguera total y también es posible que los síntomas fluctúen o que varíen entre los dos ojos, a menudo, estos síntomas empeoran durante los períodos de estrés elevado.
Las personas con ceguera funcional a menudo pasan por muchas pruebas y exámenes oculares físicos que no revelan ninguna causa física para sus síntomas, y el diagnóstico se realiza generalmente por exclusión, lo que significa que se llega al diagnóstico después de descartar otras causas posibles de pérdida de visión.
No hay que confundir la ceguera funcional con la ceguera cortical que sí tiene una causa física bien definida. Esta última hace referencia a una pérdida de visión causada por daño a la corteza visual del cerebro, que es la parte del cerebro responsable de procesar la información visual que recibimos de nuestros ojos, y a diferencia de la ceguera funcional, la ceguera cortical puede ser diagnosticada con pruebas de imagen, como una resonancia magnética, que pueden mostrar daño en las áreas relevantes del cerebro.
Los síntomas de ambas condiciones pueden ser similares, pero la diferencia clave es que la ceguera funcional es una condición de origen psicológico o emocional, mientras que la ceguera cortical es una condición causada por daño físico al cerebro.
Causas de la ceguera funcional
Aunque el mecanismo exacto detrás de la ceguera funcional no se comprende completamente, existen varias condiciones y factores que se asocian con su aparición.
La ceguera funcional se presenta como parte de un trastorno de síntomas somáticos, en el que una persona experimenta síntomas físicos sin una causa médica identificable. Este tipo de trastorno puede surgir en un contexto de estrés emocional o de trauma psicológico, en estos casos, el cerebro puede convertir este estrés emocional en síntomas físicos, como la pérdida de la visión, a pesar de que los ojos y los nervios ópticos estén funcionando normalmente.
La causa exacta de la ceguera funcional puede ser difícil de determinar, pero los síntomas que experimenta la persona son reales y no están bajo su control consciente, por lo que el tratamiento, a menudo implica terapia psicológica o psiquiátrica para abordar los problemas subyacentes que pueden estar contribuyendo a la condición.
También existen casos en los que una persona puede simular los síntomas de ceguera funcional, lo que se conoce como trastorno facticio, o síndrome de Munchausen. En este trastorno, un individuo finge, exagera o se causa a sí mismo síntomas de una enfermedad, generalmente con el fin de ganar atención, simpatía, o cumplir algún otro objetivo emocional o psicológico.
Distinguir entre ceguera funcional genuina y un trastorno facticio puede ser un desafío, dado que en ambos casos los exámenes físicos y las pruebas de imagen pueden no revelar ninguna anormalidad en los ojos, sin embargo, hay ciertas pruebas y observaciones que pueden ayudar a diferenciar entre ambas condiciones, por ejemplo, una persona que simula la ceguera puede no ser plenamente consistente de su comportamiento y puede cometer errores al pretender no ver.
El tratamiento de la ceguera funcional
El tratamiento para la ceguera funcional generalmente implica una combinación de terapias psicológicas, ya que el problema a menudo está relacionado con problemas emocionales o psicológicos. El objetivo del tratamiento es abordar estos problemas subyacentes y ayudar a la persona a manejar el estrés u otros factores emocionales que pueden estar contribuyendo a su pérdida de visión.
Una forma común de tratamiento es la terapia cognitivo-conductual, se trata de un tipo de terapia que se centra en ayudar a las personas a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento perjudiciales. En el caso de la ceguera funcional, la terapia cognitivo-conductual puede ayudar a las personas a aprender a manejar el estrés y a enfrentar eficazmente los problemas emocionales y psicológicos.
Otras formas de terapia psicológica, como la terapia de aceptación y compromiso, la terapia dialéctica conductual y la terapia centrada en la emoción, también pueden ser útiles para estos pacientes.
En algunos casos, los medicamentos psiquiátricos, como los antidepresivos o los ansiolíticos, pueden ser utilizados como parte del tratamiento.
Además, la educación del paciente y su familia sobre la naturaleza de la afección es un componente importante del tratamiento, asegurarse de que la persona y su familia entiendan que los síntomas son reales, aunque no sean causados por una anomalía física en el ojo, puede ayudar a reducir la estigmatización y a facilitar la recuperación.
En cualquier caso, el tratamiento será personalizado según cada persona, y un equipo de atención médica compuesto por oftalmólogos, neurólogos y profesionales de salud mental trabajarán juntos para desarrollar y aplicar un plan de tratamiento integral.
Un caso de estudio
En momentos de cambios importantes, como un divorcio, la jubilación, o el paso a la universidad, por ejemplo, la identidad de una persona puede verse afectada, incluso si el cambio es positivo, y puede ser el desencadenante de la ceguera histérica.
El caso que nos ocupa es el de un exitoso hombre de negocios de 66 años que experimentó episodios de ceguera histérica tras su jubilación. El primer episodio que describe se produjo visitando el zoológico de su ciudad con familia, cuando un episodio de ansiedad lo invadió y su visión se estrechó hasta el punto de que se sintió casi completamente ciego. Según sus propias palabras: “Parecía que las nubes se cerraban sobre mis ojos y bloqueaban mi capacidad de ver”. Su esposa tuvo que guiarlo hasta casa ya que en ese momento era incapaz de valerse por sí mismo.
Este episodio se repitió en varias ocasiones hasta que finalmente se negó a salir de su casa, y a pesar de las numerosas pruebas médicas a las que fue sometido, no se pudo identificar una causa médica para su problema.
Al recopilar información sobre su vida, se constató que esta persona estaba teniendo dificultades para adaptarse a un cambio de vida significativo: la jubilación, y dado que la mayoría de las personas ven la jubilación como un cambio positivo y bien merecido, no se consideró inicialmente como una posible causa de ansiedad.
Durante 40 años, trabajó incansablemente para consolidar el éxito de su empresa, por lo que abandonar esta etapa de su vida lo dejó con un sentimiento de vacío y ansiedad. Además, se da el caso de que disfrutaba ayudando a sus empleados cuando necesitaban su ayuda, lo que le hacía sentirse vital y útil.
De esta forma, a pesar de que la jubilación era algo positivo, le privó de otros componentes que afirmaban y consolidaban su identidad, y es que durante 45 años, dedicó una enorme cantidad de tiempo y energía a su profesión y a sus relaciones profesionales, por lo que ante la jubilación sintió como si una parte de él se hubiera ido.
Finalmente, mediante terapia, consiguió ser consciente y aceptar la pérdida de ese rol, y se le animó a compartir su lucha interna con su esposa, que supo entender y apoyar a su marido con la pérdida parcial de su identidad. Buscaron nuevas formas de completar su vida, y pronto se sintió menos ansioso, se ocupó cuidando a sus nietos, contribuyendo a varios proyectos comunitarios y comenzó a planificar aventuras en motocicleta para él y su esposa con lo que finalmente logró reconsolidar con éxito su sentido del yo.
Es normal y humano sentir ansiedad durante periodos de ajuste a los cambios de vida, por lo que hablar con un ser querido o buscar el apoyo de un psicoterapeuta antes de que las preocupaciones se vuelvan abrumadoras es esencial.